Que ver en Caceres

¿Alguien tiene un modelo?

OPINIÓNECONOMÍA
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Sin duda cuando no se tiene un proyecto-modelo de lo qué se quiere construir en una localidad o en una región, es difícil hacerlo porque las oportunidades sólo son ocurrencias
más o menos vistosas, pero ocurrencias fuera de todo contexto, no encajables en ningún puzzle organizado de desarrollo.

Como en el mundo de los ciegos, el tuerto es rey, la futilidad de estas últimas suelen pasar desapercibida, o al menos sin que nadie haga mención a ella, bien por interés pragmático o por desconocimiento sociológico. Con lo quelos que dirigen pueden llegar a pensar que su quehacer está siendo comprendido, no cuestionado y hasta ensalzado, cuando es público. Claro error.

Da lo mismo que los asuntos sean gestionados privada o públicamente, sean de índole particular o colectiva, lo cierto y verdad es que una zona, de mayor o menor complejidad , no progresa si no hay una conciencia mayoritaria de hacia dónde debe hacerlo, si las mentes que pueden gestionar su desarrollo están dispersas, si no se buscan los apoyos adecuados alrededor de un núcleo central de ideas que den origen a un proyecto genérico de expansión.

Que ver en Caceres

Todo esto no es fácil. Requiere reflexión y disciplina. También, un salir hacia fuera de lo
que siempre se ha hecho, aunque sin negarlo. Reconstruir cada día sobre lo mismo es,
aparte de tedioso, succionador de las fuerzas físicas de hombres y mujeres destinados a
dirigir en un momento cualquiera, a controlar, supervisar, investir o mejorar lo existente.

Seguir meramente la línea que marca la burocracia es muy cómodo, elude las
dificultades, elimina problemas futuros, pero deja en manos de terceros (no
excesivamente comprometidos con un bien general) la hipotética evolución de una zona, y
en su visión (meramente técnica) del asunto. Sentarte a recibir iniciativas particulares
foráneas a un ayuntamiento o una administración autónoma, puede servir simplemente
para crear burbujas de expansión, no transversales unas a otras y por tanto con objetivos
independientes que no confluyan en un objetivo general (si lo hubiera).

Así que, amigos, yo no lo veo. No entiendo esa exposición pública, y sin explicación
dentro de lo general, de proyectos inconexos con un desarrollo sensato de un lugar, salvo
que sean meras señales de cortesía o de propaganda sobre la propia gestión. Tomar
como base la respuesta en las urnas puede ser engañoso pues sabido es que el voto a
una opción política depositado el día de las elecciones obedece a múltiples causas y,
acorde con el sistema de partidos que tenemos, elige solo entre lo que se ofrece por parte
de estos, no siendo siempre prioritaria la calidad.

Resumiendo en una frase más académica, bien se podría decir que es necesario tener el
concepto de lo que se quiere lograr antes de programar las actividades de modo tal, que
estas últimas sirvan a la implantación del primero. Porque de no ser así, se corre el
peligro de “disparar con pólvora del rey” y gastar malamente los recursos, el tiempo y la
paciencia de los administrados.


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