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ÁNGEL LUCIO CLEMENTE VAQUERO ABANDONA LAS ARMAS EDUCATIVAS EN EL IES GABRIEL Y GALÁN DE MONTEHERMOSO

CÁCERESVECINOS
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Un año lo pasaría escolarizado en una escuela de la finca “La Mediana”, perteneciente al término municipal de Coria.  Cursaría el Bachillerato en el colegio placentino de San Calixto, con los Hermanos Maristas.  Realizó el Curso de Orientación Universitaria (COU) en el instituto “Gabriel y Galán”, de Plasencia, emprendiendo, posteriormente, sus estudios de Magisterio en la Escuela de Formación del Profesorado de Cáceres.

Sus venturas y desventuras como docente las inició en el pueblo de Aceituna.  De aquí pasó al pueblo de El Barrado; continuó en Descargamaría; prosiguió en Morcillo; luego tuvo la suerte de que le dieran plaza en su pueblo, Montehermoso, pero, al poco, volvió a Morcillo y, finalmente, obtuvo destino definitivo en la localidad jurdana de Azabal.  De este último pueblo guarda grandes recuerdos y amigos y una gran añoranza por las riquísimas cerezas de sus huertos.  “Jamás he probado cerezas como aquéllas”, relamiéndose y con la boca deshaciéndose en agua.  Al desplazar a los alumnos de 6º, 7º y 8º de E.G.B. de Azabal al recién creado instituto de Caminomorisco, el amigo Lucio marchó a las escuelas del pueblo de colonización de Valrío.  Y de aquí ya daría el último paso educativo para agregarse a la plantilla del IES “Gabriel y Galán”, no el de Plasencia sino el de Montehermoso.  La talla humana y los sentidos versos del insigne poeta José María Gabriel y Galán, cuyos restos se encuentran en el camposanto de la localidad cacereña de Guijo de Granadilla, calaron muy hondo en estos pueblos más norteños de Extremadura; de aquí que su nombre rotule todo tipo de calles e instituciones.  En este largo período que permaneció en el último centro mencionado, ha sido profesor de Ciencias Naturales.

Ahora, en su merecida jubilación, comenta que se dedicará “a pasarlo lo mejor que pueda”.  Pero sabemos que no dejará su otra vocación de ganadero, y andará de día, y de noche si se tercia, tras sus vacas y sus chotos.  Cuando le preguntamos que nos resuma en dos líneas su balance educativo, nos responde escuetamente: “Sólo sé que de educación cada vez sé menos”.  ¡Ahí queda eso!


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