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Dos reses vacunas muertas por tormentas en Ahigal

CÁCERES
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Según informa el ganadero ahigalense Cipri Paniagua Paniagua, las reses muertas son una vaca adulta y una añoja.  Un rayo les originó la muerte, dándose el caso que, hace unos treinta años, otra exhalación fulminó a siete reses vacunas en la misma finca y en el mismo sitio.  De aquí que los paisanos de estas comarcas crean que, bajo la tierra, se esconden vetas metalíferas que atraen en determinados puntos a los rayos.  Cipri Paniagua refería que otra zona muy expuesta a los rayos es el paraje de “Loh Cuéncuh”, también en Ahigal, donde un rayo mató, años atrás, a un labriego y al burro en el que iba montado.   Carece de rigor científico el pensar que las exhalaciones son atraídas por minerales de tipo ferroso, ya que los factores que determinan el lugar en que cae una chispa son la altitud, así como la forma y condiciones de la nube.

CERAUNIAS

Aprovechando que el río Alagón pasa por Ahigal, abundamos en la vertiente etnográfica de esta crónica, significando que tanto en este pueblo como en todos los que le rodean aún perdura la creencia, sobre todo en las personas más mayores, de que, con los rayos, cae una piedra, muy dura y con un afilado corte.  Estas piedras permanecen siete años bajo tierra, al cabo de los cuales salen a la superficie.  Las que son de mayor tamaño son conocidas como “piédrah de rayu”, y las más pequeñas, como “centéllah”.  De manera más oficial y también oficiosa, se las llama por otras latitudes como “ceraunias”, tal y como las mentaban los antiguos latinos.  Y “ceraunia” viene del griego “keraynos”, que significa “rayo”.

SANTIBÁÑEZ SAÚL CON PIEZAS CALCOLÍTICAS.
Diversas piedras de rayo con otros materiales calcolíticos (Foto: F.B.G.)

Lo cierto es que tanto las piedras de rayo como las centellas son, en realidad, hachas de pequeño tamaño de épocas neolíticas y calcolíticas, encontradas por los campesinos al realizar labores agrícolas.  Las solían llevar en sus zurrones o bandolas, en la creencia de que, llevándolas encima, estarían libres de exhalaciones.  También las colocaban bajo las tejas de sus “tináuh” (tenadas) o de otros habitáculos agropastoriles, e incluso se las amañaban para acoplarlas a los cencerros de sus ganados.  Yerra Wikipedia cuando afirma que “la mayoría son hachas manufacturadas por el hombre paleolítico, generalmente bifaces”.  Todas las investigaciones realizadas, como también confirman nuestros trabajos de campo, única y exclusivamente catalogan como ceraunias a las hachuelas pulimentadas del Neolítico y el Calcolítico; jamás a las piezas talladas del Paleolítico.

Tampoco son verídicas otras apreciaciones que realiza Wikipedia, al referirse que las creencias populares en torno a las piedras de rayo vienen a desaparecer en el siglo XVII, cuando, como hemos visto, continúan en la actualidad en muchas zonas no solo de la Península Ibérica, sino en otras partes del mundo.


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