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Guillermo Fernández Vara.

Venimos observando desde hace tiempo que no es oro todo lo que reluce en el entorno del actual presidente de la Junta y secretario general del PSOE, Guillermo Fernández Vara. Tratan de vendernos que “ todo marcha bien”, algunos incluso manifiestan “ viento en popa a toda vela”,  que los actos y mítines a los que asiste se llenan de incondicionales, militantes y simpatizantes, y que las próximas elecciones del 26M las va a ganar “ de calle”.  Bien, nuestro criterio al respecto discrepa y no tozudamente sino por el simple hecho de la observación, el seguimiento de su figura y sus actos y el desgaste que supone en imagen, credibilidad y proyección de futuro llevar tantos años en la primera línea de la política a lo que hay que añadir lo complicado que resulta tener que gobernar, claro. Lo único que parece a su favor: el declive de la izquierda que representa el ahora llamado Unidas Podemos y la fragmentación de la derecha, PP-Ciudadanos-VOX, que solo podrá tener chance si realmente es una realidad a finales de mayo con el poder que otorgan los votos.

Al hilo de lo planteado, se dice en los círculos políticos extremeños que en realidad Fernández Vara no tiene rivales y que por eso aparenta  sosiego, curiosamente acompañado de una actividad frenética pues se dedica full time a su responsabilidad como máximo mandatario de la región y a protagonizar con su imagen todo acto socialista o no que se precie. ¿Error estratégico ? ¿ Suficiencia en la confianza de ganar?  Chi lo sa. Pero lo cierto es que su competencia es la que es con el popular Monago, otro que repite y ha perdido una evidente fuerza, el ciudadano Cayetano Polo, que pretende dar el salto de lo local a lo autonómico sin tener la experiencia de gobernar más que a los suyos , la neófita en estas lides  como es la opción de Unidas Podemos, Irene de Miguel, o el ex pepero Morales, toda una incógnita dado el aparente auge que muestra VOX.

Es obvio que  la situación nacional, autonómica, presupuestaria y de gobierno es más difícil, que nunca, que los datos que publicitan a Extremadura no son, una vez más y aunque intenten vendernos lo contrario con tanto proyecto inversor y “ bienvenidos Mister Marshall”  de turno,  ni los más alegres ni tampoco los más halagüeños . De ahí que observemos que el presidente Fernández Vara parezca y aparezca, entre otros considerandos, triste. Quizás esté recapacitando en que debe de aprender de una vez por todas de sus errores de cálculo, de estrategia, de saber con quienes va a contar dentro de su partido y fuera de él, ya que en caso de ganar, deberá pactar sí o sí, y obviamente eso le preocupa, ya que es consciente que no va a contar con la “ balsa” que ha tenido durante estos últimos cuatro años sacando los Presupuestos uno tras otro, con Podemos entregado, aunque no lo pareciera, PP “in albis” y sin saber ser , una vez más, pura y dura oposición,  y Ciudadanos con una sola representante que bastante ha hecho con  hacerse presente.

Vara  formó un gobierno bisoño, salvo un par de notables excepciones y no supo, no quiso o no pudo cambiarlo por un gobierno formado, experimentado, duro y capaz de acometer los verdaderos problemas que relucen en nuestra región, que si los enumeramos dan para una tesis mediática no a defender  precisamente en la depauperada y dependiente  universidad extremeña. En estas fechas que vivimos, da  la impresión de paralización, de falta de gestión y de ambición, parece que en Presidencia se espera a los problemas para afrontarlos, en vez de anticiparse a los mismos generando la transformación de la Comunidad Autónoma. Así viene ocurriendo desde hace ya varias legislaturas, incluida alguna que otra del ex presidente Rodríguez Ibarra. Al final, parece que la carga administrativa y la inercia institucional pueden  con la iniciativa política y el riesgo de la propuesta en pos del bien de los ciudadanos.

En definitiva, parece fallar la legítima ambición de gobierno, nos confunde no saber qué ha sido de aquel  Guillermo, el cercano, el afable, el sonriente, el cariñoso, y no el aparentemente tranquilo pero con un halo de adustez a todas luces palpable, y al que en más de una ocasión hemos observado solo, muy solo, quizás porque en el PSOE se presume de cohesión y de unidad de acción y es obvio que de Puebla de Ovando hacia arriba es una cosa y para abajo es otra, que curiosamente nada tiene que ver con la ideología sino con la más pura de las ambiciones. Observar cómo están conformadas determinadas listas electorales en dicha formación política es la prueba fehaciente de lo que aquí indicamos. Y es que  el líder, o está arropado o de nuevo puede volver a pasar frío, mucho frío, por mucho que las encuestas o el ambiente actual de triunfalismo puedan indicar lo contrario. Hacer que pase quizás no sería bueno sobre todo para él pero tampoco  para una institución que pronto cumplirá 140 años de historia. Si es bueno o no para  Extremadura, opinaremos en otra ocasión.

El autor pertenece a CONTEXTO ACTUAL, grupo de opinión crítica, formado por especialistas en diversas materias, preocupados por la situación actual.


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