Hace la friolera de…unos cuantos años, me llamó la entonces Gerente para presentarme
(junto a un grupo de personas) el proyecto del nuevo Hospital en Cáceres, y allá que me
fui, al lugar donde había sido citada.
La “figuración” que vimos nos gustó mucho a todos los asistentes. Eran tiempos de
bonanza y respondía al interés de la Administración por modernizar los medios y recursos
para una prestación sanitaria de primera. Aún conservo un pequeño dossier de aquel día,
con los datos más relevantes, al lado de las fotos de la construcción diseñada. Todo lo
necesario para abandonar las viejas instalaciones sanitarias, “remendadas” una y otra vez
con “parches” en exceso.
No todo el mundo estaba de acuerdo en hacer un desembolso semejante. Como en otras
muchas situaciones, los pareceres sonaron divididos. En Extremadura ésto sucede con
bastante frecuencia. Frente a quienes apuestan por afrontar nuevos retos al cien por cien
y no andarse con arreglos parciales, pues a menudo así no se acaba nunca y todo sigue
estando viejo, existen los otros, los ahorradores, los que ven despilfarro por todas partes.
Y por ello se niegan al menor planteamiento general, prefieren pequeños pellizcos (una
vez aquí, otra vez allá) y que todo siga caminando con viejos pasos y actitudes.
El Hospital que acaba de abrir sus puertas en Cáceres es una muestra, aunque no esté
completo. Lo mejor: la tecnología puntera y los espacios amplios. Desde los tiempos en
los que algunas personas, emigrantes en otros lugares de España, alardeaban de la
sanidad que disfrutaban allí, (mucho mejor, según ellos, que la de esta Comunidad) ya ha
llovido. Es lo sanitario uno de los derechos fundamentales, el que más nos preocupa a
todos; un derecho con costes elevados pero que debe garantizarse públicamente pues,
siendo una de la “patas” del estado de bienestar, no puede abandonarse, salvo que
queramos acabar perdiendo este último.
No sabemos lo que nos deparará el futuro. Puede que de seguir así las cosas, y si la
crisis económica no amaina, la población disponga de seguro sanitario solo si tiene
trabajo, uniendo (así) la tenencia de este a la de la propia actividad laboral. Pero hoy por
hoy ese no es el caso, agradezcámoslo pués.
Por eso sorprenden algunas peleas políticas alrededor del nuevo centro, sobre sus
dimensiones, fases, retrasos y el incumplimiento (por unos u otros) de tantas promesas.
Porque esos aspectos negativos (aún siendo ciertos), no deben sobrepasar lo positivo de
que ya abre todos los días. Y no se trata de que lo olvidemos, no, se trata de que todo se
analice en sus justos términos y sigamos.
No tengo la más mínima duda que detrás de la apertura del nuevo centro hay muchas
horas de trabajo de los responsables en los distintos niveles. Mi propia experiencia me lo
dice. Las dificultades de llegar a la zona, la regulación del tráfico y la posibilidad de
ampliar las vías de conexión entre hospitales han debido de ser estudiadas
pormenorizadamente antes de dar el servicio. Al menos yo si lo hice, desde la
responsabilidad que ostenté en el ayuntamiento, con el responsable del servicio
extremeño de salud. No sirven las discusiones, sino la cooperación.
