El Papa Francisco ha señalado que “la peor enfermedad no es la pandemia sino la falta de amor”. “Que Jesús mire nuestros corazones y los sane, abandonando las apariencias y los prejuicios, saliendo al encuentro de los hermanos marginados”, ha dicho.
Reflexionando sobre la lectura del Evangelio dominical, el Santo Padre ha analizado el momento en el que Jesús “se tropieza con las dos situaciones más dramáticas como humanidad, la muerte y la enfermedad”.
En este sentido, el Papa ha explicado: “Jesús se deja tocar por nuestro dolor y nuestra muerte, y obra dos signos de curación para decirnos que ni el dolor ni la muerte tienen la última palabra. Nos dice que la muerte no es el final. Vence a este enemigo, del que solos no podemos liberarnos”.
“En este época hemos comprendido como humanidad, más profundamente, lo importantes que son el contacto y las relaciones”, ha apuntado Francisco, para quien es “fundamental buscar la mirada de Jesús”.