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30 Marzo: Día de las Trabajadoras del Hogar. La experiencia de Cáritas: Delantales con corazón

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El día 30 de marzo es el Día de las Trabajadoras del hogar. Cáritas quiere recordar a la sociedad el papel tan importante de estas mujeres (y cada vez más hombres), sin las cuales nuestra vida sería más difícil.

El año 2007 daba el pistoletazo de salida a la bolsa de empleo de Cáritas Diocesana de Coria-Cáceres para mujeres trabajadoras del sector doméstico. Desde entonces, han sido muchas las mujeres que han pasado por los servicios de Cáritas Diocesana.
En aquel año, comenzaron a llamar personas que querían trabajadoras del hogar, y suponían que en Cáritas podríamos tener “señoras disponibles”.
“Pronto nos dimos cuenta de la necesidad de formación que tenía este sector, uno de los preferidos de Cáritas por ser de los más vulnerables. Así que ese año hicimos la primera Escuela de Trabajadoras del Hogar dentro del Programa de empleo”, explica María Pacheco, responsable del programa de empleo de Cáritas. “Así las íbamos conociendo y después era más fácil mandarlas a un hogar a trabajar”.
Ya han pasado 13 años y el esquema continúa: primero formación a las trabajadoras y después mediación con las familias. Claro está, que muchas cosas han cambiado desde ese lejano 2007, por ejemplo el avance que supuso el Real Decreto en 2011 de las trabajadoras del hogar, y como desde entonces Cáritas ha tratado de profesionalizar lo más posible el sector, pero también  exigir que las familias cumplan con lo que establece la ley.
“Se trabaja en una doble vertiente, por un lado con la familia y por otro lado con las personas que quieren dedicarse a este sector”, aclara María Pacheco.
El trabajo doméstico incluye el cuidado de las personas y las plantas, la limpieza e higiene del hogar, la cocina, y otras muchas tareas.
Cuando las personas llaman porque algún familiar necesita cuidados, las situaciones son muchas veces de desesperación. Todos deseamos que nuestros mayores estén el mayor tiempo posible en su hogar, por eso es importante estar bien informado, saber cuáles son los derechos y deberes”, explica Pacheco. Los miedos, son los mismos en todos los casos, que sea alguien de “confianza”. “No ofrecemos a nadie que no mandaríamos a cuidar a nuestra madre”, se escucha muchas veces en el despacho donde los técnicos de empleo asesoran a familias que quieren contratar a una cuidadora.
“Esto da mucha confianza y ciertas garantías, porque somos conscientes de la responsabilidad que conlleva poner en manos de alguien “extraño”  las llaves de un hogarLlevamos muchos años dedicados a esto, y conocemos bien los riegos en ambas direcciones”, analiza la responsable del programa de empleo.
“Por eso tampoco nos gusta cuando las familias no cumplen con los mínimos que  marca la ley, y a veces tratan de llegar a un acuerdo por detrás, para ahorrarse unos euros o no cumplir los descansos necesarios” recrimina Pacheco, quien admite saber el esfuerzo económico que hacen las familias para contratar. “Tendría que haber más ayudas. Pero esto no puede recaer en las trabajadoras, a las que muchas veces se les exigen horarios abusivos por sueldos injustos, e incluso responsabilidades que son de los familiares y no de ellas”.
La información y la mediación son fundamentales en una relación contractual bidireccional en la que estas personas se encargan precisamente del “corazón” de las familias: niños, mayores y el propio “hogar”. Por ello, Cáritas reclama un salario justo, los descansos adecuados, el reconocimiento que merecen y un trato digno.

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