Las expectativas no eran buenas pero aún cabía la esperanza de que siguieran intentándolo hasta el último minuto para evitar lo que nadie quiere, aparentemente al menos: unas nuevas elecciones en noviembre. Sin embargo, tras una reunión de casi cuatro horas PSOE y Podemos han dado por rotas las negociaciones. Eso significa que inexorablemente habrá que volver a colocar las urnas con la enorme incertidumbre sobre si eso clarificará el panorama político y sobre si habrá un vuelco de la intención de voto que favorezca a la derecha frente a la izquierda que se ha demostrado incapaz de tejer un acuerdo para la gobernabilidad.

Y es que la segunda reunión de septiembre ha concluido como la primera: sin acuerdo y con ambos partidos enrocados en sus posiciones. El escollo que les separa es la formación del Gobierno, ya que Ferraz quiere un Ejecutivo en solitario y los ‘morados’ quieren entrar en el Consejo de Ministros. Como ninguno piensa ceder en sus pretensiones, las conversaciones han vuelto a quedar encalladas en el mismo punto, y el reloj sigue corriendo.
Los socialistas acusan de «inflexibilidad» a los de Pablo Iglesias por empeño en entrar en el Ejecutivo e insisten en la triple garantía de control del cumplimiento del acuerdo programático. De hecho, la portavoz socialista Adriana Lastra se ha mostrado pesimista y ha afirmado que «no hay vía para el acuerdo».
Parece que la desconfianza a un lado y otro de la mesa ha vuelto a impedir las negociaciones, ya que ninguna de las partes se ha movido de su posición. En esta ocasión, a diferencia de lo que ocurrió en julio, el PSOE ha rechazado ofrecer a última hora un gobierno de coalición a los ‘morados’, y la formación de Iglesias también ha confirmado que no apoyará la investidura «gratis», es decir, si no lleva consigo un acuerdo de Gobierno.






