Hace algún tiempo un grupo de Intelectuales, todos ellos de relieve, firmaron un Manifiesto, en el que se hacía constar que la Ley de Educación de aquel momento era “un camino para la erradicación de la lengua española” y ello conducía a un “arrinconamiento y postergación del español” y exigían el derecho de todos a usarla, “sin menoscabo del aprecio y cariño a otras lenguas habladas en España.” Firmaron este documento pensadores tan importantes como Luis Alberto de Cuenca, Fernando Savater, José Antonio Marina y tantos otros de extraordinario criterio.
En la actualidad, sabemos que existen más de 7.000 idiomas en el mundo algunos como el Minderico, una lengua románica portuguesa que solo hablan doscientas personas, una forma de comunicación familiar importante para los que lo hablan pero al parecer sus hablantes no admiten el conocimiento de otras lenguas y de esta forma reducen sus relaciones.
En la Edad Media se utilizó el latín como idioma común que hablaban todas las personas cultas. Hoy una gran parte de los pueblos puede comunicarse en inglés y cerca de 600 millones en lengua española, idioma materno de la mayor parte de los ciudadanos de Hispanoamérica, donde se utiliza con precisión y riqueza, un legado que debe tenerse en cuenta cuando se ataca sin fundamento a los conquistadores extremeños.
Las personas que hablan el idioma español pueden comunicarse extensamente y disfrutar de magnificas obras literarias. Cervantes es el autor más leído en español en todo el mundo, como Shakespeare lo es en inglés y Víctor Hugo y Flaubert en francés.
El escritor chino Yan Lianke ha expresado recientemente “que desde el Quijote hasta el realismo mágico, la literatura en lengua española o de habla hispana, ha influido en los autores orientales mucho más de lo que pudiera imaginarse” y añade que “los escritores chinos están muy familiarizados con la lengua española”
Los que proponen minusvalorar el estudio del español, reducir su utilización, combatir resoluciones que obligan a su uso, deben saber que perjudican a su pueblo, porque dominar un idioma distinto del propio eleva el nivel cultural y amplía la dimensión intelectual del ciudadano y hay que reseñar que son las clases menos favorecidas las que padecen la inmersión . Fácilmente se aprecia que los alumnos de alta condición social pueden pagar colegios privados que dedican muchas horas de estudio a otros idiomas y así ampliar su preparación y posibilidades de trabajo. Privilegio al que no pueden acceder los que carecen de medios económicos.
En la Unión Europea coexisten 24 lenguas oficiales pero son millones los europeos que además de la suya propia pueden expresarse en inglés o español. La pretensión de marginar el estudio de un idioma con el que se entienden tantos seres humanos, es un gran perjuicio para la sociedad. Todos los ciudadanos tienen derecho a que no esté ausente, ni lejano ni sea secundario en su formación una lengua tan valiosa. No hay que olvidar que: “los padres, madres o tutores legales tendrán derecho a que sus hijos y pupilos reciban enseñanza en castellano “. Jamás se ha oído a un escocés intentar limitar el estudio del inglés o decir que es la lengua de las bestias, tampoco un francés combate su idioma principal, imponiendo el bretón o el provenzal. Hablar el idioma materno es un derecho que no excluye poder expresarse correctamente en una lengua que utilizan tantos ciudadanos.
El Presidente de la Real Academia de la Lengua emitió un comunicado en el que pedía al Gobierno “la protección que el artículo 3 de la Constitución dispensa al español como lengua oficial del Estado que todos los españoles tienen el deber de conocer y el derecho de usar”. Es un error reducir su estudio imponiendo límites determinados. Pero lo que es peor: una resolución judicial ha establecido un porcentaje de estudio del español y se decide abogar por su incumplimiento, atacando duramente a los que exigen su derecho, una actitud irracional, antidemocrática y perjudicial para los económicamente vulnerables.
La autora es académica Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación