salva

MEDIA VEDA – Cartas a Ari –

Querida ARI: Te contaré novedades. Ya sabes que regresamos de pasar unos días, bastantes días, en Santander. ¿Recuerdas? Unas veces, días luminosos y otras, lluvia y gris; así es el norte. La pesca, regular: tras varios días de bolo, vinieron las capturas de jargos, salmonetes y panosas. No hay quien lo entienda. Si pican, pican, y si no quieren, ya puedes poner de cebo lo que sea que no habrá atutía. Adiós, Cantabria infinita.

Regreso por la A 67 y parada en Frómista. ¿Por qué me gustará tanto Frómista? ¿Será el recuerdo de El Camino, será San Martín, qué será? Pues allí, fuimos a ver las esclusas del Canal de Castilla. Me encantaron ¿Cómo podrían hacer eso en el siglo XVIII? Y en año de tan pertinaz sequía, qué alegría de agua sonora y cantarina.

De nuevo en Norba a preparar los apechusques de la caza. Ya han ido dos días al tiroteo vespertino. Ari, no te cuento lo que tienen formado los anticaza, animalistas y demás ralea porque no acabaríamos nunca. Penoso. De momento nos dan permiso para la paloma, la codorniz (¿Qué codornices hay aquí ya?) y …ya no recuerdo si patos o zorras. Es igual. Fuimos a un sitio que conocemos frecuentado por las torcaces. Y ahora viene lo bueno, o malo, según se mire. Ari ¿recuerdas cómo tiraba yo, con mi “sarriugarte”, a las tórtolas antaño? Pues hogaño nada que ver. Lento, torpe y chambón. Bajé seis palomitas y fallé lo indecible. Otra vez los versos de don Francisco de Quevedo: “Vencida de la edad sentí mi espada…”.

Del panorama social y nacional tampoco te contaré nada. Recuerda lo que decía Larra: “Escribir de la patria es llorar”, así que quita, miremos para otro lado. Cuando empiece la caza en octubre, ya te escribiré con las novedades. Eterno abrazo, compañera.