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La afición y el gol de Rodrygo, protagonistas del partido del siglo en Cáceres

A las ocho de la tarde prácticamente no cabía un alma en el estadio Príncipe Felipe. Era tal el ánimo y la ilusión que lo demás prácticamente pasó inadvertido hasta que comenzó el partido entre David Cacereño y Goliat Real Madrid en un día histórico para el fútbol capitalino, 3 de enero de 2023. Pero…

Precisamente el ánimo, la ilusión y las ganas de once humildes jugadores de » cuarta categoría» se impuso durante los noventa minutos a otros once «estrellas» realmente apagadas en un encuentro vibrante y emocionante de color verdiblanco y otro desangelado o más bien helado de tinte merengue que nunca demostró ganas en una triste faena de aliño.

El estado del campo fue muy comentado pero realmente era una burda excusa porque perjudicial fue para todos los jugadores. Las caídas y los resbalones fueron muy abundantes pero como indicamos, en todos los protagonistas. Lo que quedó claro fue que el Cacereño se impuso al Real Madrid en todas las facetas del partido excepto en la genialidad que siempre surge en el favorito. Y esa la puso el excelente Rodrygo, que » a lo Pelé», y vaya usted a saber si como homenaje al siempre recordado astro brasileiro, marcó un gol espléndido como colofón a una jugada extraordinaria. Ese fue el único detalle del actual campeón de Europa. Lo demás mejor no comentarlo pues el miedo a la lesión, la apatía ante un equipo lleno de ganas y precisamente la desgana manifiesta definieron a todo un » coco» que más bien fue un corderillo ante un lobo ansioso de ofrecer a su asombrada afición el merecido trofeo que se quedó en los dieciseisavos de una Copa del rey diseñada para los grandes, salvo sorpresas que siempre surgen pero que en esta ocasión la suerte le resultó esquiva al humilde y serio Cacereño.

Por último, destacar a la afición, a esos catorce mil seres que se dieron cita en el Príncipe Felipe con la ilusión a cuestas por los senderos del milagro. No pudo ser pero casi. Eso sí, el » sí se puede» revoloteó por los gélidos aires de la noche constantemente sin el resultado apetecido pero al fin y al cabo poco importó para pasar 94 minutos de ensueño con algunas manchitas de frustración ante la oportunidad de haber visto como su equipo se quedaba a las puertas del sorpresón. ¡ Qué pena que el Buda no ayudara con su hálito ante tamaño éxito malogrado !.

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