• Recuerda que el sector vinícola atraviesa grandes dificultades y en toda la
cadena el agricultor es el eslabón más débil y perjudicado
• La Comunidad reclama al Gobierno un apoyo decidido para fomentar las
exportaciones en mercados internacionales emergentes y consumidores
• Solicita una simplificación de la burocracia porque han convertido la
gestión del campo en una auténtica carrera de obstáculos
La Comunidad de Labradores y Ganaderos
de Almendralejo (CLYGAL) espera que las bodegas de Tierra de Barros paguen un
precio justo por la uva esta vendimia, ante la grave crisis que está sufriendo el
campo, y que azota más duramente al agricultor que a cualquier otro actor del
sector vitivinícola.
La Comunidad considera que tras la destilación de crisis llevada a cabo y una
reducción de la producción de uva superior al 30% a causa de la sequía, no habría
justificación para que los productores no reciban un precio adecuado y que, por
supuesto, compense los costes de producción que, a causa de la inflación, se han
visto notablemente incrementados respecto al año pasado.
En esta línea también hace un llamamiento a las autoridades competentes para
que velen por el cumplimiento de la Ley de Cadena Alimentaria, ya que la venta
a pérdidas supondría la ruina de muchos agricultores y el abandono de cada vez
más explotaciones ante la falta de rentabilidad de las mismas.
La CLYGAL es consciente de la difícil situación que viene atravesando el sector
vitivinícola en los últimos años y recuerda que el agricultor es el eslabón más
débil de la cadena, es el que más riesgos corre al tener su producción a merced
de las condiciones meteorológicas, y el que más perjudicado sale de esta crisis.
La Comunidad también demanda el apoyo decidido del Gobierno de España y del
de la Junta de Extremadura al sector vitivinícola, para fomentar las exportaciones
en aquellos países emergentes y pujantes que son grandes consumidores de
vino, a través de alianzas bilaterales entre España y esos estados, de manera que
nuestros caldos se pongan en valor en los mercados internacionales, donde
pueden competir con unos extraordinarios estándares de calidad.
La CLYGAL concluye solicitando a las distintas administraciones (autonómica,
central y comunitaria) que simplifiquen las tareas burocráticas, porque en los
últimos años han convertido la gestión del campo en una auténtica carrera de
obstáculos para el agricultor.