Héroes y tumbas
Vayamos por partes. Consorte. Esposa de un extremeño ilustre donde los haya. Don Francisco Gutiérrez Carbajo. A ver, díganme quién pinta hoy en el mundo de la Literatura en el Teatro Español o el Teatro Español en la Historia de la Literatura. A ver, anden, digan. Hace, no más, unos meses, de todas partes llegó gente a Madrid a homenajear al susodicho catedrático de la UNED, tras sus años de dedicación al estudio y la pedagogía. Pero claro, Don Francisco Gutiérrez es extremeño, cacereño y acehucheño, luego…nadie es profeta en su tierra. Por aquí, chitón, ni mu, cómo, quién, si acaso en Badajoz Manolo Pecellín acusó la noticia. Y poco más. Sus compañeros de estudios, algún paisano íntimo, como el que suscribe, alguna familia y siempre Paco en el corazón. Pero ay, si es ella, su esposa de la que queremos ahora dar noticia. Veamos: Madrid, avenida de Alfonso XII, o XIII, calle de Felipe IV nº 4, la Real Academia de la Lengua. Media tarde. Acudimos al acto con la invitación en la mano. Una gentil dama nos acompaña al asiento que nos han destinado en el ilustrísimo salón de eventos principales. Preside un cuadro de aquel desdichado hidalgo que escribió la obra de las obras, que estuvo en Nápoles, en Lepanto, etc. Poco a poco se fue llenando el patio de butacas y luego, despacio, parsimonia, fueron entrando, puerta lateral, los señores académicos; la mayor parte de provecta edad, peinando escasas canas, alguno más joven pero ya maduro y no pocas damas. Presidía don Santiago Muñoz Machado. En voz del señor director, dos damas académicas salieron para dar compañía a la nueva académica electa. Hela aquí: Clara Sánchez, esposa de don Francisco Gutiérrez, extremeña consorte, castellana de Guadalajara y madrileña universal. Subió al estrado y dio lugar a su conferencia inaugural. No escribimos con la mente sino con el corazón. Clara es autora de una gavilla de novelas que si no las conocen, no sé a qué esperan. Clara es una persona tan amable, tan afable, tan…que no sabe uno qué decir y qué no decir de ella. Se la estima, se la quiere, y en paz. Pero, ah, ¿y la conferencia? Pocas veces, a estas alturas de la vida, escuchar una disertación no nos ha producido el impertinente bostezo o el pertinaz sueño. Pues no señor, nos puso en ascuas. Clara hablaba de esto y aquello y yo, atento, haciendo la muestra como un setter o un pointer ebrios de efluvios de inteligencia y de cultura. Clara me recordó a Voltaire, a Bioy Casares, a Galdós, a Clarín, a Cervantes, a….una delicia de exposición que me supo a poco. Me hubiese estado escuchándola la noche cerrada y Madrid a oscuras. Cuando dio término a su charla diversa, entretenida, sugerente, evocadora y cristalina, doña Soledad Puértolas le dio una breve y encantadora respuesta. Clara Sánchez, reciente académica, sillón X mayúscula de la ilustre casa, extremeña consorte de nuestro amigo, raíces profundas, escritora brillante, escribidora acertadísima, encantadora persona, que don Miguel de Cervantes te bendiga, y que el eco de tantos pasos ilustres como los que han pisado, y pisan, esa noble institución iluminen tus tareas. Tuyo afectísimo.