En medio de los fértiles regadíos del Alagón, se alza un testimonio viviente de la resiliencia y la innovación: Pajares de la Rivera. Esta pedanía de Riolobos, que una vez fue un poblado de colonización en el siglo XX, ha renacido de las cenizas de la despoblación y el abandono.
Los edificios que una vez estuvieron al borde de la ruina, ahora brillan con nueva vida. La iglesia se ha transformado en el “Templo del Arte”, un espacio multicultural que vibra con la energía creativa. El edificio anexo se ha convertido en un centro de trabajo colaborativo, con despachos y salas de reuniones. La casa del maestro y la escuela, que están en plena rehabilitación, seguirán el mismo camino.
Las viviendas han sido restauradas, los caminos asfaltados, y la fuente, una vez oculta por la vegetación, ahora fluye libremente. Se puede apreciar la actividad de una bodega, y el sonido de la vida cotidiana refleja la presencia en el resto de las viviendas, que ahora albergan a 14 vecinos empadronados.
Ahora, la comunidad pide a las instituciones que continúen apoyando estos esfuerzos para crear una red de centros de trabajo colaborativo rural. “Nos tienen que ayudar para poder llegar a todos los rincones, que se conozca en cualquier sitio, y no solo de España sino del mundo”, dijo el alcalde, José Pedro Rodríguez, aprovechando la visita del presidente de la Diputación de Cáceres, Miguel Ángel Morales y la vicepresidenta primera, Esther Gutiérrez. que tuvieron la oportunidad de presenciar la transformación de la zona durante su reciente visita a la localidad.
El alcalde expresó el orgullo de la comunidad por los logros alcanzados, y reconoció el impulso que han supuesto ayudas como el Plan de Pedanías de la Diputación de Cáceres o el proyecto “Contenedores de Arte”. Además, destacó el interés que ha despertado el espacio de coworking, que ha atraído a emprendedores y empresas de toda la región, de otras comunidades españolas e incluso de otros países, como Alemania.
Además de Pajares de la Rivera, se puede disfrutar de la visita del aula de la naturaleza, el centro del Cerro Tomillar, en el Parque Periurbano de Riolobos, dedicado al estudio de diferentes especies de plantas, entre ellas, las orquídeas que se dan en esta zona.
Pajares de la Rivera es un ejemplo brillante de cómo un pequeño núcleo rural puede convertirse en un faro de esperanza en la lucha contra la despoblación.
