Tras siete meses y más de 100 reuniones en las que han participado más de 29 organizaciones y partes interesadas, ha concluido el Diálogo Estratégico sobre el futuro de la agricultura de la UE. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya tiene en su poder el informe que ha sido presentado por el presidente del grupo, el alemán Peter Strohschneider.
Titulado «Una perspectiva común sobre la agricultura y la alimentación en Europa», este documento enumera los desafíos y oportunidades, además de aportar una serie de recomendaciones que servirán como guía para la Comisión Europea en la formulación del plan de políticas relacionadas con la agricultura y la alimentación. Este plan, que deberá ser presentado durante los 100 primeros días del segundo mandato de von der Leyen, genera especial expectativa entre las partes involucradas, que esperan medidas concretas para impulsar al sector tras algunas iniciativas fallidas del mandato previo, incluidas en la Estrategia ‘De la Granja a la Mesa’.
A priori, el informe ha sido bien recibido por el sector. Desde las organizaciones y cooperativas agrarias de la UE (COPA-COGECA) celebraron el reconocimiento de la agricultura y la alimentación como sectores estratégicos para la UE. “Me complace especialmente que el diálogo estratégico reconozca el importante papel que desempeñan nuestras empresas cooperativas en el fortalecimiento del agricultor en la cadena de valor y el impulso de la competitividad sostenible de nuestros sectores”, expresó el presidente de la Cogeca, Lennart Nilson.
Desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores de España (Asaja) también expresaron su satisfacción con el informe. Según el director de relaciones internacionales de Asaja, José María Castilla, a través de este documento se han fijado los cimientos para incorporar a los agricultores en la mesa de negociaciones políticas, lo que representa un paso positivo.
Sin embargo, solo el tiempo demostrará si los frutos de este diálogo logran calmar los ánimos del sector, evidentes durante las masivas protestas que marcaron las elecciones europeas. Después de todo, la polarización y las diferencias políticas se dejaron de lado durante los debates que se dieron en el marco del diálogo estratégico, pero seguramente reaparezcan cuando comiencen a anunciarse los planes concretos.
El documento plantea un escenario ideal. Se toma nota de la frustración del sector respecto a varios puntos conflictivos, como la negociación del acuerdo UE-Mercosur y las críticas por competencia desleal que lo rodean. En ese sentido, el documento contempla una mayor coherencia entre las políticas ambientales y comerciales.
Otro punto fundamental es la financiación para hacer frente a desafíos y a la transición hacia sistemas agroalimentarios más sostenibles, competitivos, rentables y diversos. En esa línea, el documento aboga por un presupuesto específico y proporcional de la PAC (Política Agrícola Común), es decir, una redistribución de los pagos hacia los productores que más lo necesitan, en particular las pequeñas explotaciones, las explotaciones mixtas, los jóvenes agricultores, los nuevos entrantes y aquellos en áreas con limitaciones naturales. También se menciona el fortalecimiento de las asociaciones público-privadas y la necesidad de fondos específicos fuera de la PAC para alcanzar los objetivos de la UE en agricultura y producción de alimentos.
El informe también presenta un listado de recomendaciones para implementar, como la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, con un énfasis en las políticas de bienestar animal basadas en evidencia científica sólida y en la consulta a las partes interesadas. Se menciona asimismo un tema que ha generado controversia durante el mandato anterior: el empoderamiento de los consumidores al optar por dietas sostenibles y equilibradas.
Haciendo hincapié en el rol de los alimentos, el documento llama a la Comisión y a los Estados miembros a adoptar políticas destinadas a crear entornos alimentarios que faciliten el acceso a dietas equilibradas, menos intensivas en recursos y saludables. “La Comisión Europea debería llevar a cabo una revisión completa de la legislación sobre el etiquetado de alimentos en la UE”, concluye, evitando entrar en detalles sobre el fallido proyecto de establecer un etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases, que quedó trunco luego de que se revelaran los graves problemas que presentaba el modelo Nutri-Score. El estancamiento de esta política es una oportunidad para replantear su destino, dejando atrás de una vez por todas el Nutri-Score y avanzando hacia otras formas de promoción de dietas saludables que no penalicen la reputación de productos tradicionales, que no subestimen al consumidor y que tengan en cuenta las especificidades de cada individuo.
En definitiva, como bien lo ha expresado la presidenta de Copa, Christiane Lambert, este informe representa “el comienzo de un proceso constructivo”, pero no es el paso final. “En los próximos días y semanas, muchas partes interesadas compartirán sus puntos de vista sobre este informe, y la Comisión debe escucharlos”, sentenció Lambert, dejando claro que este es tan solo un punto de partida y hay que esperar para ver qué rumbo toma la próxima legislatura. Lo que sí está claro es que los desafíos a los que se enfrenta el sector serán aún mayores si no se establecen acciones innovadoras y urgentes, y si no se incorpora a los involucrados en los procesos de formulación de políticas.