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Fallece Sánchez Buenadicha, el catovi cacereño por excelencia

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Paco de Borja, 27 de enero de 2025.- Toda una prolífica vida amando a Cáceres y su Tornavacas natal, defendiendo la cultura y el patrimonio por encima de veleiades políticas e interesadas. Personaje formado e informado, fue todo un baluarte del llamado catovismo, es decir, de Cáceres, de toda la vida, característica definitoria de una forma de ser cacereño.

«Vio Dios que todas las ciudades importantes tenían grandes empresas, fábricas y gente que trabajaba mucho y paseaba poco, por lo que decidió crear una ciudad en la que no hubiera grandes empresas ni fábricas y la gente trabajara poco y paseara mucho. Y creó Cáceres. En una ciudad como esa no podía vivir cualquier clase de persona, y creó al Catovi».Desde su paseo de Cánovas a la Plaza, que él denominaba«Avenida del Catovi» Escogido de su obra» Nadie más catovi que yo»,

Ese es el título de una de las publicaciones, Editorial Cuatro Hojas,  de Antonio Sánchez Buenadicha – Tornavacas, 1938- que ha fallecido en la pasada noche del 26 de enero, con 86 años de una vida llena de sensaciones vividas a tope desde la atalaya del inconformismo y la crítica fundada en dos aspectos que le definieron vivamente: su amor por Cáceres y Tornavacas y su lucha por una sociedad más culta y formada, no en vano Buenadicha, que es como le llamábamos quienes le  estimamos, era conocido y respetado  en los círculos políticos, sociales y culturales de nuestro entorno por tal talante.

Catedrático, profesor, columnista, ateneista y ser inquieto, vivió la enseñanza desde abajo en colegios privados e institutos públicos, la política como concejal del ayuntamiento de Cáceres y parlamentario en la Asamblea de Extremadura , la escritura como avezado e irónico columnista en las páginas de El Periódico Extremadura, en actos culturales y sociales en el Ateneo de Cáceres y en cuantas manifestaciones culturales apetecía asistir, opinar y sentir.

Sánchez Buenadicha era un ejemplo vivo de lo que significa amar a una ciudad, Cáceres, en la que vivió casi toda su existencia, excepto en los veranos tornavaqueños, siendo una fusta crítica y mordaz de todo aquello que consideraba era contrario a las buenas maneras, a una ciudad más vivible y culta, a una forma de ser cacereño, esto se, ser catovi, de toda la vida, como el gustaba definirse.

Vecino de barrio, estoico sufridor los avatares de La Madrila en su profundidad, Buenadicha defendió por encima de todo que el dinamismo y el crecimiento progresivo de su hábitat fuera el leitmotiv de una forma de sentir al entorno, de ahí que fuera un cacereño a tener muy  en cuenta.

Su legado en forma de artículos, columnas y todo aquello que aportó en su publicaciones varias y en su intenso trabajo en Ayuntamiento de Cáceres y  Asamblea de Extremadura serán tenidos en cuenta porque Antonio Sánchez Buenadicha aportó desde su atalaya cientos de ideas y proyectos, miles de consideraciones con el anhelo de vivir en un entorno idóneo, en una ciudad feliz.

Que la tierra le sea leve y descanse en paz D. Antonio Sánchez Buenadicha.

Imagen: Francis Villegas.

 

 


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