Juan Preciado, 5 de marzo de 2025.- La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, ha manifestado su indignación tras la negativa del PSOE a firmar el manifiesto institucional por el Día Internacional de la Mujer. En un vídeo publicado en sus redes sociales, Guardiola calificó la postura socialista como «una de las peores líneas rojas cruzadas contra la igualdad» y acusó al partido de priorizar «intereses políticos» sobre los derechos de las mujeres extremeñas.
«Siento vergüenza como presidenta de la Junta de Extremadura, pero sobre todo como mujer extremeña», afirmó con contundencia. «Es un día terrible para esta tierra».
Guardiola sostuvo que el rechazo del PSOE no solo lo aleja del feminismo, sino que también lo sitúa «en contra de las mujeres que han sufrido violencia de género y violencia sexual, de la unión y de la ciudadanía». Según su visión, la negativa del partido socialista no responde a criterios de igualdad, sino a una estrategia de confrontación política que divide en lugar de unir.
La presidenta autonómica también criticó duramente las justificaciones dadas por el PSOE extremeño para no suscribir el documento. «Hoy faltan el respeto a las instituciones y a las personas», aseguró. En su opinión, el partido ha roto «todos los límites morales e institucionales» al no sumarse a un manifiesto que busca visibilizar la lucha por la igualdad.
«En la igualdad y en el feminismo no hay siglas, no hay partidos, no hay cálculos electorales», defendió Guardiola. Además, insistió en que en un día como el 8M, los protagonistas deberían ser «la igualdad y su reivindicación», y no las estrategias políticas.
El rechazo socialista al manifiesto ha avivado la polémica en la región, generando reacciones encontradas en el ámbito político y social. Mientras la Junta de Extremadura insiste en la necesidad de unidad en la lucha feminista, el PSOE defiende su postura, argumentando que el documento presentado no representaba de manera equitativa todas las sensibilidades dentro del movimiento por la igualdad.
El 8M se celebra en un clima de tensión en Extremadura, reflejando las diferencias políticas que marcan el debate sobre el feminismo en la actualidad. Lo que debería haber sido un día de consenso y reivindicación, ha terminado convertido en un nuevo campo de batalla entre los partidos.
