R.DEx, 7 de marzo de 2025.- Las batas blancas se han convertido, una vez más, en símbolo de resistencia y dignidad.
Este viernes, más de medio centenar de profesionales del ámbito sanitario se han concentrado a las puertas del Centro de Salud de Moraleja (Cáceres) en una protesta organizada por CSIF Extremadura para denunciar una realidad insoportable: las agresiones al personal sanitario.
Bajo el lema ‘Tolerancia 0 en el ámbito sanitario’, los manifestantes han alzado la voz contra una violencia que sigue en aumento y que deja en evidencia las carencias estructurales del sistema de salud en la región.
La presidenta del sector de Sanidad de CSIF, Emilia Montero, ha sido clara en su intervención. Ha condenado enérgicamente las recientes agresiones ocurridas en la zona norte de Extremadura y en otros puntos de la comunidad, subrayando la indefensión en la que se encuentran los sanitarios. Pero la protesta no solo ha sido un grito de auxilio, sino también una denuncia de la falta de medios y recursos en los centros de salud, una situación que, lejos de mejorar, se agrava con el paso del tiempo.
Agresiones silenciadas y falta de recursos
Uno de los principales reclamos del sindicato es la necesidad de contar con estadísticas fiables que reflejen el número real de agresiones en la comunidad. No se trata solo de episodios aislados, sino de un problema estructural que debe ser abordado con urgencia. CSIF exige que estos incidentes sean reconocidos oficialmente como accidentes laborales, algo fundamental para que los profesionales puedan recibir la protección y el respaldo que merecen.
Pero la raíz del problema va más allá. La falta de plantillas adecuadas en los centros de salud y hospitales deja a los sanitarios en una situación de vulnerabilidad. La sobrecarga de trabajo, la falta de personal de seguridad y la ausencia de medidas preventivas convierten a los profesionales en blanco fácil de la frustración de algunos pacientes. La solución no pasa por criminalizar a los usuarios, como ha señalado Montero, pero sí por reconocer que existe un problema y tomar medidas efectivas para atajarlo.
Exigencias claras: más personal y protección
Desde CSIF se insiste en la necesidad de aumentar el número de profesionales sanitarios, pero también de dotar a los centros de seguridad adecuada. No basta con iniciativas como el ‘botón del pánico’ en las consultas, que el sindicato impulsó en su momento; se necesita presencia real de personal de seguridad para garantizar la integridad de médicos, enfermeros y administrativos.
Otra de las reclamaciones fundamentales es que el Servicio Extremeño de Salud (SES) asuma la defensa jurídica de los profesionales agredidos. No puede ser que los sanitarios, además de sufrir una agresión, deban enfrentarse solos a los trámites legales para denunciarla. La Administración debe estar a su lado y ofrecer una protección efectiva ante cualquier tipo de violencia, ya sea física o verbal.
Además, se exige la contratación de personal administrativo y celadores en los centros de salud para liberar a los sanitarios de la carga burocrática. Con ello, los médicos y enfermeros podrían centrarse en su labor asistencial, mejorando la atención a los pacientes y reduciendo el estrés y la tensión en las consultas. Un pequeño cambio que tendría un impacto enorme en la calidad del servicio y en la prevención de incidentes violentos.
Un problema que no se puede normalizar
Las agresiones a sanitarios no pueden ser vistas como gajes del oficio. No podemos acostumbrarnos a que quienes dedican su vida a cuidar de los demás sean víctimas de violencia e intimidación. La protesta de Moraleja es solo un reflejo de una lucha que se libra en toda España. Hoy, más que nunca, la sanidad extremeña necesita una respuesta contundente por parte de la Administración.
La indignación de los profesionales es legítima y urgente. Es hora de actuar, de garantizar la seguridad en los centros de salud y de reforzar el sistema para que estos episodios de violencia no se sigan repitiendo. Porque la sanidad es un pilar fundamental de nuestra sociedad y quienes la sostienen merecen respeto, protección y dignidad.