EDITORIAL | DIGITAL EXTREMADURA
Extremadura, 22 de mayo de 2025.-
La apertura de juicio oral contra David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno, y Miguel Ángel Gallardo, presidente de la Diputación de Badajoz, marca un punto de inflexión no solo en el tablero político extremeño, sino también en el mapa institucional de nuestro país. Lo que podría parecer una causa circunscrita a la vida administrativa de una diputación provincial, encierra en realidad una onda expansiva de gran calado ético, judicial y político.
Desde Digital Extremadura defendemos con firmeza el principio de presunción de inocencia, esencial en cualquier democracia. Pero también reivindicamos, con igual contundencia, el derecho de la ciudadanía a conocer la verdad y a que quienes ostentan cargos públicos respondan con transparencia, coherencia y ejemplaridad. Las instituciones no son propiedad de los partidos, ni los cargos públicos pueden convertirse en blindajes personales. Son, por definición, instrumentos al servicio del bien común.
Extremadura no puede resignarse a que su nombre aparezca asociado a tramas de presunta corrupción, ni a que sus referentes políticos se vean salpicados por procedimientos judiciales que enturbian la confianza en lo público. No es momento de trincheras partidistas, ni de guerras de relato, sino de exigencia democrática. El descrédito de las instituciones comienza cuando quienes las encarnan no rinden cuentas.
La ciudadanía observa con escepticismo creciente cómo las esferas del poder, tanto autonómico como estatal, parecen más preocupadas por protegerse mutuamente que por ofrecer respuestas. Y eso, en un contexto ya erosionado por otros casos como el de Koldo, Begoña Gómez o las tramas de las mascarillas, termina por alimentar una desafección social que amenaza los pilares de nuestra convivencia.
El juicio que se avecina no será solo el de unas personas concretas. Será también un examen —quizá involuntario— de la calidad de nuestras instituciones, de la independencia judicial y del compromiso real con la regeneración democrática que tantos proclaman pero pocos practican.
Desde este medio, exigiremos imparcialidad, respeto procesal y firmeza ética. Y lo haremos porque creemos que Extremadura merece una política limpia, valiente y libre de sombras.
Porque el banquillo espera. Y con él, la dignidad de todos.