En el próximo Consejo de Ministros del 26 de agosto
Juan Preciado para Digital Extremadura, Jarilla , 19 de agosto de 2025.-El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este martes que el próximo 26 de agosto el Consejo de Ministros aprobará la declaración de zonas afectadas por una emergencia de protección civil en los territorios devastados por los incendios forestales que asolan buena parte del país. La medida, ha subrayado, conllevará el compromiso del Ejecutivo central de aportar recursos extraordinarios para la reconstrucción económica y social de los municipios damnificados.
El anuncio se ha realizado desde el Puesto de Mando Avanzado de Jarilla, en Cáceres, donde Sánchez se ha desplazado acompañado por la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola; el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; el delegado del Gobierno en la región, José Luis Quintana y el consejero de la Junta, Abel Bautista.
“Una vez extinguidos los fuegos y evaluados los daños, estaremos con todos y cada uno de los vecinos de las zonas afectadas. Esa es la obligación y el compromiso del Gobierno de España”, ha declarado el jefe del Ejecutivo, que ha calificado de calamidad y tragedia el escenario que vive la región extremeña.
Emergencia climática y pacto de Estado
El presidente ha recalcado que la magnitud de los incendios de este año –más de 380.000 hectáreas calcinadas, la mayor superficie quemada en las últimas tres décadas– exige respuestas que trasciendan el marco partidista. En este sentido, ha anunciado que a principios de septiembre propondrá un pacto de Estado frente a la emergencia climática, que involucre a la comunidad científica, al tejido empresarial, a sindicatos y a todas las administraciones autonómicas y locales.
“Ante incendios, danas y otras emergencias similares solo vale una respuesta: unidad, lealtad institucional y consistencia en las políticas públicas”, ha recalcado. Asimismo, ha advertido de que las previsiones científicas sobre el calentamiento y la sequía en la Península Ibérica “se están agravando de forma más contundente y más rápida de lo esperado”.
Reconstrucción y recursos
Sánchez ha insistido en que la declaración de zonas catastróficas permitirá articular ayudas directas y la movilización de recursos de la Administración General del Estado para la recuperación de los municipios afectados. Además, ha reivindicado el papel de la Unidad Militar de Emergencias (UME), los sistemas de protección civil, brigadas forestales, policías locales y voluntarios que trabajan sin descanso en las labores de extinción.
“La solidaridad entre territorios y países es fundamental para frenar esta catástrofe. El Estado somos todos y todos debemos colaborar”, ha enfatizado.
El presidente ha rechazado las críticas por una supuesta insuficiencia de medios desplegados. “Los recursos están y seguirán aumentando. Las competencias están claras y el Gobierno ha estado en todo momento a disposición de la Junta de Extremadura y del resto de comunidades autónomas afectadas”, ha zanjado.
Con la vista puesta en el 26 de agosto, el Ejecutivo central se prepara para activar el mecanismo legal que permita a las localidades arrasadas por el fuego iniciar cuanto antes el largo camino de la reconstrucción.
Por su parte, María Guardiola, presidenta de la Junta de Extremadura ha indicado : «Necesitamos invertir en prevención. No podemos hacerlo solos, tenemos que hacerlo de la mano del Gobierno de España y sé que vamos a conseguirlo conjuntamente».
LUPA DEx
Los incendios no distinguen entre ideologías ni territorios
La visita presidencial a Jarilla ofrece una fotografía clara de dos realidades: por un lado, la urgencia de declarar zonas catastróficas y movilizar recursos para una Extremadura que arde; por otro, la evidencia de que el cambio climático ya no es un horizonte temido, sino un presente que asfixia.
El discurso de Sánchez insistió en la “unidad institucional”, pero la verdadera unidad que reclaman los pueblos arrasados no es solo política: es la unión de esfuerzos entre administraciones, científicos, agricultores, brigadistas y ciudadanos que se resisten a abandonar su tierra.
Los incendios no distinguen entre ideologías ni territorios, y las llamas devoran por igual dehesas, pinares y cosechas. Frente a ello, urge no tanto la fotografía institucional como la construcción de un compromiso estable y real que garantice prevención, inversión en el mundo rural y una política de Estado que no quede en promesas.
Porque, como advierten los vecinos de estas comarcas, después de la ceniza llega el silencio. Y lo que más duele no es el humo, sino el abandono.