Juan Preciado para Digital Extremadura, 21 de agosto de 2025.- Este verano de 2025 entra ya en los libros más oscuros de nuestra memoria. Con casi 392.000 hectáreas arrasadas en toda España, estamos ante uno de los peores episodios de incendios forestales del siglo XXI. Extremadura arde en silencio, con el incendio de Jarilla quemando más de 16.000 hectáreas y extendiéndose bajo el fuego impetuoso de vientos y sequedad.
Lo que dicen los datos
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España en llamas: más de 391.581 hectáreas calcinadas en 2025, en más de 230 incendios registrados.
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Jarilla, el incendio sin tregua: 16.000 hectáreas arrasadas, múltiples frentes activos, evacuaciones y confinamientos en municipios como Segura de Toro y Oliva de Plasencia, como dos ejemplos significativos.
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Batalla sin descanso: más de 20 medios activos en Extremadura, incluida la UME, brigadas forestales, aviones, helicópteros y refuerzos internacionales.
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Historias devastadoras: como la de Ana Isabel Gutiérrez, que narró cómo su madre fue evacuada con lo esencial… y con la urna que guardaba las cenizas de su padre.
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Clima de tensión institucional: la directora de Protección Civil acusa a comunidades como Extremadura de exigir medios “imposibles”; el Gobierno defiende que ha ofrecido “el 100 % de sus recursos”.
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Lo que piden los expertos: un cambio de modelo que priorice la prevención, la limpieza del monte, los cortafuegos y la gestión del territorio, en lugar de gastar solo en apagar fuegos.
Voces que reviven la tragedia
“Cogió la urna con las cenizas de mi padre.”
— testimonio de Ana Isabel Gutiérrez sobre la evacuación de su madre durante el incendio.
Relatos como este se repiten en miles de hogares: pérdidas materiales, traumas psicológicos y la sensación de abandono institucional.
Reivindicación: lo que Extremadura exige
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Prevención real todo el año: limpieza de montes, creación de cortafuegos, reactivación del pastoreo tradicional.
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Menos trabas burocráticas: permisos rápidos y sencillos para desbroces, quemas controladas y aprovechamiento de biomasa.
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Inversión sostenida: dinero para gestionar el paisaje y no solo para apagar fuegos.
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Coordinación institucional sin guerras políticas: la seguridad no puede depender de rifirrafes entre administraciones.
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Revalorizar el mundo rural: empleo, sostenibilidad y cuidado del territorio unidos en un mismo plan.
Que esto sirva de llamada. No somos espectadores pasivos: somos quienes cultivan, cuidan y viven en estos montes. Si no se limpia el monte, arde; y mientras arde, la vida rural arde con él. Urge una política valiente, realista y sensible que entienda que proteger el monte también es proteger la vida de la gente.
Recursos útiles para la ciudadanía
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INFOEX Extremadura (Plan de Lucha contra Incendios Forestales):
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Recomendaciones de autoprotección frente a incendios: Protección Civil
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Teléfono de emergencias: 112
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Guía de voluntariado forestal: disponible en la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible de la Junta de Extremadura.
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Asociaciones rurales: implicarse en brigadas de limpieza y prevención comunitaria reduce riesgos y fortalece la red social del territorio.