R. DEx, Mérida, 28 de septiembre de 2025.- El Ejecutivo extremeño ha intensificado los dispositivos especiales de control y disuasión frente a la caza furtiva en distintas comarcas de la región, coincidiendo con la época de berrea del ciervo, un periodo de máxima vulnerabilidad para la fauna silvestre y de gran atracción para recechos y aguardos nocturnos.
Durante las últimas semanas, los agentes del Medio Natural han desarrollado operativos alternos en distintos puntos de Extremadura, que han permitido detectar y neutralizar diversas prácticas ilícitas, según informa la Junta de Extremadura.
El pasado mes, en el Coto Social de Cañamero (Cáceres), los agentes sorprendieron a dos individuos practicando caza furtiva de noche. Portaban un arma de fuego con silenciador y visor térmico, elementos prohibidos para la actividad cinegética. Además, carecían de autorización para cazar en el coto.
A principios de septiembre, en la misma comarca, los agentes localizaron a un varón escondido entre la vegetación con un arma cargada y lista para usar. La investigación reveló que se trataba de una escopeta de aire comprimido modificada ilegalmente para disparar cartuchos de caza. El arma fue intervenida y entregada a la Guardia Civil.
Ese mismo fin de semana, en Fuenlabrada de los Montes (La Siberia), se realizaron inspecciones nocturnas de vehículos. En varios de ellos se localizaron visores nocturnos acoplables a rifles y un silenciador oculto. Estos accesorios, además de estar prohibidos, suponen una modificación ilegal de las armas.
Todas las actuaciones han sido documentadas y remitidas a las autoridades competentes. Los infractores se enfrentan a multas de cuatro a ocho meses, penas de prisión de seis meses a dos años e inhabilitación especial para el ejercicio de la caza de dos a cinco años.
Lupa DEx
La berrea no solo es un espectáculo natural que atrae a visitantes y fotógrafos de toda España, sino también un caladero de intereses económicos y cinegéticos. El refuerzo de controles llega tarde, tras años en los que los cazadores ilegales han campado en fincas y cotos sociales, aprovechando la noche y la falta de medios.
El uso de silenciadores y visores térmicos evidencia una profesionalización del furtivismo, que deja de ser un acto aislado para convertirse en una práctica organizada. La pregunta es clara: ¿basta con sanciones y retirada de licencias, o hace falta un plan integral que refuerce la vigilancia en el medio natural, dote de más medios a los agentes y actúe contra las mafias de la caza ilegal?