Guillermo Fernández Vara. DEP.

Fallece Vara, el político que no necesitó la política para vivir pero sí para darle sentido a su vida

Muere Guillermo Fernández Vara a los 66 años, referente del socialismo extremeño y español, médico forense de vocación y presidente autonómico en dos etapas

Paco de Borja, Extremadura, cinco de octubre de 2025.- Olivenza y Extremadura lloran a su vecino y paisano más universal. Guillermo Fernández Vara, médico de formación y político de corazón, ha fallecido a los 66 años víctima de un cáncer gástrico que le fue diagnosticado en 2023. El tumor, que lo apartó paulatinamente de la vida pública, ha acabado con la vida de quien fuera presidente de la Junta de Extremadura durante tres mandatos (2007-2011 y 2015-2023). Hasta su muerte ocupaba la vicepresidencia segunda del Senado.

La Junta de Extremadura ha decretado tres días de luto oficial en memoria de quien fue, sin duda, una de las figuras más determinantes de la política regional de las últimas décadas.

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Del forense al gobernante

Licenciado en Medicina y Cirugía, Fernández Vara ejerció como forense antes de dar el salto a la política. Su nombre saltó a la actualidad nacional en 1990 al liderar la evaluación psiquiátrica de los hermanos Izquierdo, responsables de la matanza de Puerto Hurraco.

Su entrada en la Junta de Extremadura se produjo en los noventa: primero como consejero de Bienestar Social, después como consejero de Sanidad y Consumo, cartera desde la que modernizó el sistema sanitario extremeño y defendió con ahínco la atención a la dependencia.

En 2007 relevó a Juan Carlos Rodríguez Ibarra y se convirtió en presidente autonómico. Tras una etapa en la oposición (2011-2015), regresó al poder con mayoría suficiente y volvió a marcar la política extremeña con un sello propio: diálogo, servicios públicos y energías renovables como eje de futuro.

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Reconocimiento transversal

Moderado dentro del PSOE, dialogante y cercano, Vara encarnó un estilo político poco dado al ruido y alejado del enfrentismo. “Un referente socialista que dedicó su vida a Extremadura”, lo ha definido Pedro Sánchez en su despedida pública.

Desde la otra orilla ideológica, María Guardiola, actual presidenta de la Junta, ha señalado que la región “llora la pérdida de una figura clave” para la política extremeña.

Un legado humano

Más allá de los cargos y de los focos, Vara fue un hombre que nunca necesitó la política para vivir, pero que sí necesitó la política para darle sentido a su vida. Amigo de las palabras sencillas, enemigo del griterío, se marchó con la misma discreción con la que construyó una carrera pública de enorme calado.

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Lupa DEx

En tiempos de bronca y polarización, Vara fue un rara avis: hablaba bajo, escuchaba mucho y buscaba acuerdos donde otros levantaban muros. Su bondad —esa “bonhomía” que en él no era pose, sino esencia— lo convirtió en un político querido incluso entre quienes no lo votaban.

Su temprana muerte deja un hueco en la política extremeña y en el socialismo español. Pero también deja una enseñanza para la España del ruido: que se puede hacer política sin gritar, gobernar sin dividir y vivir con la certeza de que lo público no es un escenario para egos, sino un espacio de servicio.