Guillermo Fernández Vara se marcha en silencio, justo el día en que hubiera cumplido 67 años. La paradoja encierra un simbolismo de esos que estremecen: la vida cerrando el círculo con puntualidad cruel. En torno a él, pocas voces críticas, muchos abrazos sinceros y un consenso raro en política: “era buena persona”. Esa frase, tan sencilla como demoledora, lo resume todo.
R. DEx, Olivenza, 6 de octubre de 2025.- El funeral por Guillermo Fernández Vara se celebrará este lunes, 6 de octubre, a las 11:00 horas en la Iglesia de Santa María Magdalena de Olivenza, su localidad natal. El acto estará presidido por el arzobispo de Mérida-Badajoz, José Rodríguez Carballo, y concelebrado por los obispos de Coria-Cáceres y de Plasencia. Está prevista la asistencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, además de una amplia representación política e institucional.
Una vida entregada a Extremadura
Nacido en 1958, médico forense de profesión, Fernández Vara fue consejero de Bienestar Social y de Sanidad antes de llegar a la presidencia de la Junta de Extremadura, cargo que ocupó en dos etapas (2007-2011 y 2015-2023). También fue secretario general del PSOE extremeño durante 16 años y, hasta su fallecimiento, vicepresidente segundo del Senado.
Dolor y reconocimiento
La noticia de su muerte, tras una larga lucha contra el cáncer, provocó ayer un profundo silencio en la sede regional del PSOE en Mérida, donde más de dos centenares de personas guardaron cinco minutos de respeto antes de aplaudir con fuerza. Militantes veteranos, vecinos y compañeros de partido coincidieron en señalar su talante humano, capacidad de diálogo y entrega a la región.
En tiempos de barro y trincheras, su legado es un recordatorio de que la política puede ser puente y no foso. Vara, con bata de médico o con chaqueta de presidente, miró más por Extremadura que por sí mismo. Ahora el reto es otro: que quienes dicen recoger su testigo no lo diluyan en discursos huecos. Porque Vara ya no está, pero el espejo que deja sigue reflejando.