Complejo Isla de Valdecañas

Valdecañas, la incompetencia de los políticos

El proyecto residencial de Valdecañas ha estado cuestionado administrativa y jurídicamente desde el año 2011, casi 15 años nada menos, sin que nuestros políticos gobernantes, del Partido Popular y del Partido Socialista Obrero Español hayan sido capaces, en sus turnos de gobierno, de implementar las medidas legales, reglamentarias y otras, que podrían haber salvado tan importante inversión para Extremadura, claro ellos cobran todos los meses, los trabajadores que se quedarán sin labor como consecuencia de su incompetencia, no, esos dejaran de tener un puesto de trabajo.

Me resisto a creer que una adecuada política legislativa, primero antes de hacer, puesto que desde el principio se hicieron las cosas mal, y no por los promotores, de carácter territorial, urbanística, medioambiental e hidrográfica, no hubiese podido solucionar el problema desde hace años, con una intervención completa, documentada y detallada, bien estudiada y asesorada, pero cuando los presupuestos de asesoramiento y partidas similares se dedican a colocar a los amigos y compañeros de partido, y cuando los propios políticos no saben cómo impulsar políticas que verdaderamente soluciones problemas, o no quieren hacerlo para no comprometer la continuidad de su culo pegado a su asiento, y a la nómina, ocurre lo que ocurre, mirar para otro lado, parchear como se puede, y no abordar el problema, ni en su conjunto, ni con intensidad, esperando como agua que cae del cielo, que la judicatura o un golpe de suerte, solucione el problema. No solo incompetencia, sino INCOMPETENCIA TEMERARIA, poniendo sin pudor en peligro el desarrollo de nuestra tierra, y su capacidad de generar empleo y riqueza económica.

No tienen la culpa los ecologistas, a los que respeto sin compartir lo que a mi modesto parecer me parecen sus excesos, no podemos condicionar nuestro desarrollo y el de las familias extremeñas a la preservación del hábitat de una garza, un pez, o un pato cojo, tampoco dejar de hacer lo que se tenga que hacer porque, vaya por Dios, un pájaro anidó allí, estoy seguro que hay soluciones inteligentes para hacer posible la conciliación de ambos supuestos con una normativa flexible y operativa. Efectivamente una legislación excluyente e invasora, que protege incluso lo que no tiene interés, mantenida durante años por los políticos sin reformar estructurales, estratégicas y tácticas, que facilitan, y hacen bien en este marco legal que les es propicio, la intervención de los ecologistas en general, que hacen de la proyección de piedras, vegetales y animales un valor superior al del desarrollo económico, estabilidad laboral y capacidad de progreso de los seres humanos, tristes prioridades, legítimas sin duda, pero que a estas alturas del artículo comprenderá el lector que ni asumo ni comparto. En todo caso la culpa no es suya, sino de los que por dejadez, interés o incompetencia no han legislado durante CASI QUINCE AÑOS, para solucionar el problema.

Y tras esto, se esperaba el maná de los jueces, pero, ¿qué esperaban? Los jueces no hacen la ley, sino que la aplican, y la ley ponía todo de parte de los que recurrían frente a los que promovían, y asi volvemos al punto de partida, ¿quién hace la ley?, el Partido Socialista Obrero Español y el Partido Popular, sin saber o no querer hacer nada al respecto.

Así las cosas, estoy seguro que una profunda e notable intervención en el cuerpo legal aplicable, sin miedos, sin complejos y con destacadísimos asesoramientos técnicos, jurídicos, territoriales, urbanísticos y medioambientales, puede hacer posible, si se quiere meter el cuchillo en condiciones, no solamente la continuidad de Valdecañas, pues los procesos de regularización y legalización territorial y urbanística están al orden del día desde hace lustros previstos en legislaciones muy consolidadas que solo hay que trasladar a un tipo de proyectos que por su magnitud quedan a veces por detrás de la norma, norma qu debería ir por delante si en los despachos de Juntas y Consejerías se estuviese a lo que hay que estar; sino incluso además de consolidar Valdecañas en todas sus capacidades originales, dotarnos de otra docena de “Valdecañas” por toda la Comunidad Autónoma.

Si, queridos lectores, estamos a un paso de Madrid, a otro de Lisboa, también de Sevilla y Valladolid, tenemos más superficie que Holanda, Bélgica y Luxemburgo juntos, y una densidad poblacional ridícula, además de unas capacidades climáticas, ambientales, paisajísticas y culturales impresionantes para montar, para empezar, otra docena de “Valdecañas” repartidas por toda la región, generando empleo en cantidades ingentes, y riqueza, riqueza entendida como el gasto en servicios de todo tipo que los residentes en estas segundas residencias realizarán en sus estancias en Extremadura, no quisiera citar, pero en torno a Olivenza y sus aguas, en torno a Tentudía y su monasterio, en Granadilla, o en la estación ferroviaria de Monfragüe, con miles de metros construidos, que quedarán abandonada en muy poco tiempo, pueden instalar su segunda residencia miles de familias venidas de fuera; Valdecañas es la primera, por estar a un tiro de piedra de Madrid, pero no debe ser la última, gentes capaces, con imaginación, con ganas, e iniciativa es lo que hace falta, que vengar a servir, y no a servirse de la política para pasar por la vida con el sueldo asegurado.

Rodolfo-Francisco Orantos y Martín-Requejo

Doctor por la Universidad de Extremadura. Premio Extraordinario de doctorado.