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El debate que retrata la Extremadura en disputa con mucho ruido, pocos pactos y Almaraz en el centro

Extremadura vota entre el bloqueo, el ruido y su futuro real

Mérida, 12 de diciembre de 2025. DEx 

El debate electoral celebrado este pasado jueves en Canal Extremadura, desde el Palacio de Congresos de Mérida, dejó una imagen nítida: mucha confrontación, reproches cruzados y un consenso de mínimos en lo esencial —Almaraz—, pero pocas certezas sobre los pactos y el rumbo efectivo de la región tras el 21 de diciembre.

Dos horas y media de debate con diez candidatos y una pregunta de fondo aún sin responder: ¿ quién pone a Extremadura en el centro ?

El adelanto electoral: la herida abierta

El origen de la convocatoria anticipada marcó el tono del debate. PSOE, Vox y Unidas por Extremadura coincidieron en señalar el adelanto como una decisión “dictada desde Madrid” y promovida por la dirección nacional del PP. Miguel Ángel Gallardo, Óscar Fernández Calle e Irene de Miguel describieron la convocatoria como un “órdago” político de María Guardiola.

La presidenta defendió su decisión alegando un “bloqueo” parlamentario provocado por una “pinza” entre PSOE y Vox que habría impedido aprobar los presupuestos. Un argumento que, sin embargo, no disipó la sensación de que Extremadura vuelve a ser escenario de una partida nacional.

Almaraz: acuerdo casi unánime, batalla política

La Central Nuclear de Almaraz fue el gran eje temático con consenso transversal —PP, PSOE y Vox apuestan por su continuidad— y una posición claramente diferenciada de Unidas por Extremadura, favorable al cierre.

Guardiola elevó el tono calificando el cierre como una “traición histórica del PSOE” y vinculándolo a soberanía energética y empleo de calidad. Gallardo respondió negando la amenaza inmediata y acusó a la presidenta de usar Almaraz como arma electoral.

La paradoja: todos dicen defender Almaraz, pero nadie concreta un calendario, una hoja de ruta jurídica y energética ni un plan alternativo realista para el día después.

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Ataques personales y líneas rojas

El debate derivó en una escalada de descalificaciones personales. Gallardo fue señalado por PP y Vox por su situación procesal relacionada con la contratación del hermano del presidente del Gobierno en la Diputación de Badajoz. Vox habló de “vergüenza” y Guardiola apeló a “limpieza y dignidad”.

El candidato socialista replicó con contundencia: denunció una “causa falsa” impulsada por la derecha y aseguró que, cuando se archive, exigirá disculpas públicas.

Mientras tanto, Vox y PP reeditaron su particular ajuste de cuentas: Guardiola acusó a Vox de tumbar presupuestos y Fernández Calle calificó al Ejecutivo popular de “estafa política” y “continuismo socialista”.

Ninguno quiso hablar de pactos. Todos los necesitarán. Nadie los admite. El silencio fue estratégico y revelador.

Los otros seis: voces que no quieren desaparecer

Más allá del foco mediático, los seis candidatos sin representación parlamentaria reclamaron protagonismo y denunciaron el bipartidismo y la invisibilidad del regionalismo. Un recordatorio de que el descontento existe, aunque el sistema lo diluya.

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Extremadura no puede seguir siendo un decorado

El debate confirmó una realidad incómoda: Extremadura sigue atrapada entre decisiones que se toman fuera y discursos pensados para Madrid. El adelanto electoral no se explica solo por un bloqueo presupuestario; se explica por la fragilidad estructural de una región que depende del tablero nacional para casi todo.

Almaraz es el ejemplo perfecto: se invoca como símbolo, pero se gestiona como eslogan. Sin un pacto regional sólido —más allá de siglas— que defienda la continuidad, la transición ordenada y el empleo asociado, la central seguirá siendo moneda de cambio.

La ciudadanía necesita menos bronca y más concreción:

  • Presupuestos estables y ejecutables.
  • Defensa firme de infraestructuras estratégicas.
  • Energía, industria y empleo con horizonte real.
  • Sanidad y servicios públicos alejados del tacticismo electoral.

El 21 de diciembre no va solo de elegir presidente o presidenta. Va de decidir si Extremadura sigue reaccionando a los movimientos de otros o empieza, de una vez, a marcar su propio paso. En eso, ninguno puede esconderse detrás del ruido.