Con la deformación de la mentalidad política que tenemos, cuando uno lee esta frase se cree que es la izquierda o derecha según el caso, la no quiere que se entere lo que hace la otra, para seguir mandando. Y ahora, con la que está cayendo, para que la otra no se entere de que ella, está metiendo la mano en el bolsillo…ajeno. Pero no. El contexto es otro, la frase entera del evangelio de San Mateo dice: “Cuando des limosna, no toques la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres… Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”.
Y la Iglesia ha mantenido esta línea, de no dar publicidad a lo que hace, lo cual, no sé, si en el mundo de hoy es una postura adecuada, o más bien, no.
El día 19 de octubre fue el día del Domund, “ el día de las Misiones”. A los que ya tenemos unos cuantos años, nos ha quedado grabada en las pocas neuronas que aún nos quedan, porque la mayoría se nos han ido quedando por el camino, aquella imagen de los niños, que llevaban una hucha de cerámica, con la cabeza de un negrito, chinito, o piel roja, (hoy con la tontuna que nos ha invadido a la sociedad, seguro que habría alguien que afirmaría que aquello era racismo y utilización de un menor), para pedir por la necesidades de las misiones. Este era, uno más, de aquellos contrasentidos, el pedir para las necesidades de los demás, en una España depauperada, que aguantaba con dignidad una pobreza, que en muchos casos podría llamarse “vergonzante”, en la que había gente, en las entradas de los metros de Madrid, que vendía cigarrillos que ellos hacían con las colillas de los que recogían, por el suelo, para sobrevivir, y, ¡pedíamos para los pobres negritos de África¡ ( yo siempre he dicho que el que esté más gordo de lo que debiera, se lo debo a los “pobres negritos de África”. ¿Y te vas a dejar eso con el hambre que están pasando en África? Me decía mi madre, y todavía soy de los que aunque no me quepa ni una miga más de pan, rebaño el plato para que no se tire nada).
Comentaba el cura en la homilía de este domingo, cómo han ido cambiando, la mayoría de las veces a través de los medios de comunicación, en las mentalidades, la idea de las misiones . Cuando preguntaba hacía no muchos años a los niños de catequesis ¿Quiénes son los misionero/as? La respuesta siempre solía ser, que eran unas personas que se desplazan a lugares abandonados por la sociedad y en los que creaban escuelas, hospitales, y ayudaban a la gente a vivir mejor.
Esta vez la respuesta fue.
-Unos que traen él ébola a España.
Y es que cuando no es ataque, en los medios de comunicación, es ninguneo. Ayer mismo en una de las emisoras nacionales de más audiencia, citaban a “una chica, que había sobrevivido al ébola y había dado su plasma, con el que era fue posible que la Auxiliar Teresa Romero hubiera superado la enfermedad”. En ninguna ocasión se llegó a nombrar que esta “chica” era la monja Paciencia Melgar, de la congregación de las Misioneras de la Inmaculada Concepción y compañera del sacerdote Miguel Pajares, a la que no permitieron venir, cuando estaba infectada, porque no era española, pero que ahora había venido de Liberia, precisamente, para ayudar a salvar con su sangre la vida de una española.
Pero ella, ha procurado, como tantos miles, de misioneros y no, que su mano izquierda, no supiera lo que hace la derecha. Nadie les reconocerá lo que hacen, pero ¿y para qué? Los que estudiamos letras, nos acordamos de la frase de San Juan Crisóstomo ( el de la boca de oro), en Preu, que tomó prestada de los Proverbios “Mαταιότης ματαιοτήτων, τα πάντα ματαιότης”, “Vanidad de vanidades y todo vanidad”, porque ¿para qué sirve que lo sepan? Puede ser ,hasta contraproducente. España es un país de envidias y seguramente si “tocas la trompeta” cuando haces algo bien, siempre habrá alguien, que te ponga a parir a tu espalda.
Pero a pesar de ello, no quería dejar pasar, este día, para recordar que hay miles de españoles, que hacen mucho más por los demás, que los tantos por cien sacados de los presupuestos del Estado para ayuda humanitaria al tercer Mundo, de los que gran parte de ellos irá a parar a las cuentas Suizas de sus gobernantes. No es de extrañar que los Bancos suizos no quieran abrir la boca para esclarecer las cuentas de los Pujol, sería una ruina si les entrara el pánico a todos estos ladrones, que gobiernan naciones cuyo PIB principal, es el hambre.