Plasencia llora la muerte de Cándido Cabrera González

A nadie en Plasencia ha dejado indiferente el fallecimiento de su alcalde durante los años 1989 y 1995 Cándido Cabrera González. Él jamás hubiese pensado esta despedida. A su modo de ver, era él quien estaba agradecido a los placentinos por tanto amor y muestras de afecto recibidas a lo largo de sus 81 años de vida.

[Img #41232]Cuando jugaba en las ruinas del Conventual de San Francisco, jamás hubiese pensado que algún día sería alcalde de aquella gran ciudad comparada con su pueblo natal, Talaván. Fue muy feliz y esa felicidad la encontraba en muchos momentos de su vida, siempre en Plasencia, la ciudad que acoge con los brazos abiertos a los foráneos y que da oportunidades para que se queden.

 

En las exequias de Cándido Cabrera González, celebradas este jueves 22 de enero de 2015 en la Catedral de Plasencia y presididas por su Obispo, Monseñor Amadeo Rodríguez Magro, todo se ha quedado pequeño. Nunca antes tanta gente había despedido con tales honores a un regidor municipal. El alcalde de la ciudad, Fernando Pizarro, estaba realmente emocionado. Encabezaba la delegación de todos los munícipes; al funeral también asistieron políticos, empresarios y amigos llegados de todos los puntos de la geografía extremeña. Es en momentos como éstos cuando un alcalde da la talla y Fernando Pizarro ha demostrado su valía, haciendo gala de una serenidad propia del alcalde de la cuarta ciudad de la Comunidad Autónoma extremeña y de un “hombre de estado”.

 

[Img #41230]Después de que los restos mortales de Cándido Cabrera fueran velados durante toda la noche en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Plasencia, con las banderas a media asta, poco antes de las cuatro de la tarde se cerraba la capilla ardiente. Al tiempo, se formaría una gran concentración de personas en la Plaza Mayor camino a la Catedral placentina. Durante el funeral, en la Homilía, Monseñor Amadeo Rodríguez Magro, comentaba la profundidad de la vida en plena comunión con el Altísimo del finado y de su mujer, Maruja, rota por el dolor, al igual que su hijo, Fernando Cabrera. No en vano, la pareja había participado durante años en los equipos de Adoración Nocturna. También se refería el Obispo a su faceta como alcalde pero sobre todo como persona “como una buena persona” que sólo busco el bien de sus semejantes en vida.

 

Destacar que el féretro ha sido transportado a hombros tanto por miembros de la actual corporación local placentina como por la Policía local de la capital del Jerte.

 

La preocupación está ahora en Maruja, la viuda de Cándido, que está muy delicada de salud y el fallecimiento de su esposo la ha dejado verdaderamente tocada. Fernando confía en que su madre se recupere de este mazazo  que les ha dado la vida, pero lo dice desde la tranquilidad y la satisfacción de saber que su padre ha muerto en paz con Dios y con los hombres y que, realmente, la ciudad le quería. Plasencia llora a Cándido, a su mejor alcalde, al alcalde del pueblo. Descanse en paz.