Nuñomoral celebra por todo lo alto a su patrón San Blas

Desde tiempo inmemorial, los vecinos del concejo de Nuñomoral rinden honores a su patrón San Blas, de cuya memoria cuentan numerosos milagros, historias y anécdotas. Desde el pasado viernes, ya se vino revolucionando la propia cabeza del concejo, del que dependen ocho aldeas o alquerías.

[Img #41388] Fiesta de disfraces y discoteca móvil hubo hasta el amanecer.  Luego, el sábado, último día del mes de enero, se dio apertura a la exposición y concurso fotográfico organizado por la asociación “Las Garrapatas”.  No faltaron juegos tradicionales para la chiquillería y otros variopintos campeonatos y concursos.  Y el domingo, día 1 de febrero, festividad de Santa Brígida, se despertó con el alborear del tamborilero.  A mediodía, una charanga recorrió calles y bares, animando al personal a entrar en harina y divertirse hasta dejarlo de sobra.

 

      Pero cuando los vecinos de Nuñomoral vuelcan su espíritu festivo sobre el estrecho valle en que se asienta el pueblo es el día 3 de febrero, la propia efemérides de San Blas.  Este día hay misa solemne y procesión en la que los llamados “ramajéruh” acompañan al santo con sus bailes, bajo los sones de la gaita y el tamboril.  El “Ramu de San Brá”, que antiguamente siempre era de tejo, preside la comitiva.  Años atrás, cuando la ermita de San Blas no se había convertido en un huerto patatero, los “ramajéruh” (danzarines del Ramo) hacían una parada frente a la ermita y ejecutaban unas antiguas danzas.

 

     Terminando la misa, se despeja la plaza y se enseñorean de ella los danzantes y el tamborilero.  Toda una estampa folklórica, con la solera de muchos siglos a sus espaldas, cargada de colorido y con  remembranzas de antiguos rituales pastoriles absorbidos y asperjados por la Iglesia, se despliega  en aquel recinto al aire libre.  La danza del “Ramu” siempre fue la primera, con muchos castañueleo y mucha reverencia y cánticos al santo.  Le sigue el “Paleu” (danza de paloteado) y, finalmente, se termina con “El Cordón”.  Al acabar, el Ayuntamiento de Nuñomoral invita a todos los asistentes a un enjundioso aperitivo, bien regado por el vino de La Sierra.

 

     Antes, había un día más de fiesta: “San Brasinu”, cuando los “ramajéruh” continuaban bailando por Nuñomoral y otros pueblos del concejo, realizando una cuestación, que casi siempre era en especie, lo que les daba para celebrar una merendola por todo lo alto.  Las danzas, después de haberse aletargado durante varios años, fueron sacadas de sus cenizas en los años 80 del pasado siglo por los alumnos del Hogar-Escolar de Nuñomoral.  Vecinos y autoridades de este concejo son muy conscientes de que no deben perderse, ya que son toda una reliquia que se ha mantenido durante siglos y que precisa de una mayor dinamización y proyección.