Contaba Miguel Gila, en uno de sus diálogos.
-“ Para broma la que le gastamos al boticario, que en paz descanse.
Le pusimos la receta bien lejos, y cuando sacó la cabeza por la ventanilla… ¡Zas¡ Con un cepo de cazar lobos.
Y su mujer se enfadó, ¡ la tía asquerosa¡
Y como le dijo mi madre. ¡Si no sabe aguantar una broma márchese del pueblo¡ ”
La frontera entre el humor y lo insultante, no está en la Libertad de expresión, sino en la educación. Claro que hay autocensura, la practicamos cada día en nuestro entorno, todos nos callamos muchas cosas porque de otro modo nuestra convivencia sería imposible.
Los ejemplos se acumulan todos los días. Guardo una carpeta de dibujos, cuadros y fotografías no sólo irreverentes, lo que tendría su pase, sino auténticamente ofensivas no sólo para un católico, sino para una persona medianamente educada, supuestamente amparados en eso que algunos dicen que es arte y que algunos ante la reacción negativa, se amparan que son “impactos” , y que los que lo critican no captan su mensaje, pero está claro, sin necesidad de grandes análisis, sólo son ganas de molestar. Una de las últimas, “paridas” que han intentado perpetrar, y esta vez contra símbolos que son de todos los españoles, ha sido una “performance” que consistía en cagar, no de modo simbólico, sino real, en el Monumento de la Constitución, cagada por cierto “subvencionada”, como cierre el día 14 de febrero de 2015, de los actos de una exposición del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, de la que incluso hicieron un ensayo y tomaron fotografías, que alertaron a los responsables del Museo, del contenido de la misma. Lo curioso es la forma de cómo dan la noticia, que quizás sólo los que seguimos los temas de arte hemos conocido, algunos medios de comunicación supuestamente serios;“ Censuran a dos artistas que intentaban cagar en el Monumento a la Constitución.
El Museo de Ciencias Naturales ha decidido cancelar la performance de Laura Corcuera y Mónica Cofiño consistente en cagar dentro del monumento a la Constitución en Madrid”. ¿Censuran? ¿Cómo que censuran? ¿Entonces quiere decir que a ellos les parecería bien?
Pero la última, ha sido la representación de los Carnavales de Solsona, de “Interés turístico nacional” para más Inri, en la que hubo algo más que que una broma sobre España, el ejército y los españoles: «¿No ves que son terroristas aquellos?», dice uno de los presentadores, «¡Eh! Una bandera de las españas, eso no puede ser bueno, ¡eso son los malos seguro, eh! (…) A ver si vienen los buenos, porque si no, la liaremos». Entonces, llegó el Rey del Carnaval montado en un Jeep del ejército y ataviado con una bandera separatista a modo de capa. Sacó una ametralladora y simuló el ametrallamiento de todos los «malos» al son de la sintonía de «El Equipo A… A ver si nos cargamos a los españoles.”
Me imagino que en Cataluña, a base de recibir todos los días impactos, contra España, en la tv, medios subvencionados, escuelas etc. consideran normal tal representación.
En un vídeo de una televisión argentina que me enviaron, un presentador entrevista a una señora. Y se dirige a ella teniendo en las manos una publicación, ilustrada con una fotografía del papa Francisco, al que se le aplican palabras ofensivas y con ciertas connotaciones sexuales, que muestra.
-¿Y cómo pone usted esto?
-Es broma-Le dice la entrevistada- Hay que cogerlo con sentido del humor.
Y a todo lo que el entrevistador le pregunta, sobre ciertas frases, le responde de la misma manera.
-¿Acaso, no tiene sentido del humor? -Le espeta la supuesta autor/editora de la revista.
-Si que lo tengo.-Le responde el presentador- Usted es una mala persona, una impresentable, muy mala gente. Pero es broma, lo que digo, es sentido del humor.
-¡Oiga¡¿Por qué me llama usted eso?
– ¿Acaso no tiene usted sentido del humor?
Y siguió refiriéndose a ella con algunos apelativos más.
-Me está ofendiendo, eso no me lo puede decir.
-No se ofenda, es sólo humor.
Y la mujer, se marchó muy ofendida, y contrariada, sin continuar la entrevista.
Y es que, posiblemente, si no sabía aguantar una broma, lo que tenía que hacer es marcharse del pueblo.