“MATAR AL REY”: INTERESANTE TRHILLER TEATRAL

¡Cómo va subiendo el nivel dramatúrgico, actoral y de montaje por parte de las últimas Compañías que pasan por el 26 Festival de Teatro Clásico de Cáceres! En la noche del viernes un gran número de espectadores salió muy complacido, tras ver el cuidado espectáculo “Matar al rey” de la veterana Arden Producciones (20 años de teatro clásico), con su director y protagonista Chema Cardeña, en el estelar papel de Enrique IV de Castilla, alias El impotente y El Bujarrón.

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Nada más empezar se ve a dicho rey bebiendo su última copa, que deja caer desde su enhiesto trono, tras  una repentina parada cardiorespiratoria, como en las modernas “comedias negras”; ¿quién se la suministró o por qué y cómo se puso fin a la enfermiza vida de este raro  monarca castellano de la segunda mitad del silgo XV, suscitando un montón de sospechas y conspiraciones?

 

Sobre esa intrigante trama se van sucediendo una serie de declaraciones de los tres corruptos cortesanos ante un invisible Tribunal de Justicia: su esposa Juana, su hermana Isabel la católica y su valido Beltrán de la Cueva, y en medio de ellos, su médico judío, Jacob, el cual con una rotunda voz y cuidada caracterización va presentando y narrando la oscura vida cortesana y justificando su presencia sanitaria cabe el Rey: éste padece de impotencia, que él quiere sanar o suplir para que tenga descendencia con la portuguesa Juana, mediante  la primera operación de inseminación artificial, aplicada con  una cánula de oro y con otros remedios.

 

 Una de las causas de dicha impotencia es la homosexualidad regia, que desahoga con el versátil valido Beltrán de la Cueva, amante también de dicha reina; por lo que a su  hermana, la durísima y casi malvada reina Isabel la Católica la llama despectivamente La Beltraneja, al ser su competidora al trono. La católica majestad quiere ganarse al referido valido para su causa y mantener a raya o expulsar de palacio al “físico judío” Jacob, objeto de un despiadado maltrato racista, al ser conocedor de tanta intriga palaciega. Fue otra versión de esta oscura página histórica

 

Impecables las  interpretaciones del veterano y máximo responsable del montaje en el  convincente papel del rey Enrique IV, asediado por el referido cuadrado de corruptos cortesanos, que se mueven con notable seguridad oral y corporal por el alfombrado y escueto salón del trono. En torno a él entran muy oportunamente los significativos cambios de luces (de Ximo Rojo) y bien  acompañados  estéticamente por los bellos  sones  prerrenacentistas  de J. Gª del Real, que van acentuando el clima de intriga y expectación de tan tenebrosa trama. Destaca también la cuidada caracterización medieval de los personajes, bien vestidos con trajes nobiliarios y regios por Pascual Peris. En definitiva, un éxito más y un gran disfrute de los muchos espectadores que ovacionaron por tres veces a tan buena Compañía.