CÁCERES, CIUDAD DE LOS COCHES

Amigos, iba yo el otro día de copiloto por la Ronda Norte de Cáceres como si de un rally
cualquiera se tratara, y me dio por cavilar sobre lo qué habremos hecho los cacereños para
merecer esto: el exceso de coches que a todas horas nos ocupa, siendo como somos una
pequeña ciudad de provincias en un territorio autónomo de un millón de almas. Ya, ya sé que
Almodóvar construyó una película y se hizo famoso. Pero los demás na de na. Ensayos al por
mayor. De momento. La proximidad de las obras del parking nos tiene pelín desasosegados. Para
él nos vamos preparando. Desde la experimentación de vivir, a todas horas, en un coche de
cuatro puertas.

He probado en momentos diversos del día y siempre es lo mismo. Acelerones y parones por todas
partes, adelantamientos a trompicones. Retenciones en las rotondas, aparcamientos en doble fila,
peatones que (claro está) pulsan los semáforos y provocan paradas bruscas…coches aparcados
en ambos lados de la calle… coches coches, coches. Al por mayor.

Porque amigos, aunque ustedes no se hayan dado cuenta, Cáceres se ha convertido en una
perfecta ciudad de 97.000 personas, para los automóviles (lo de perfecta es un decir, ustedes me
entienden). ¡Si hasta debiéramos solicitar la instalación de una fábrica de «hacerlos» aquí! Sus
habitantes los adoran, tanto cómo aman el pasear y pararse en pequeños grupos a conversar en
plena calle, plaza o acera, con sus convecinos. Cáceres está rodeada de barrios, construidos en
los lugares en los que los constructores tenían el suelo. Del total de residentes, la gran mayoría
viven allí y acuden al centro turístico y comercial, en sus caballos (metafóricamente hablando,
claro).

Los cacereños llevan a sus hijos al colegio en coche, hasta la misma puerta de entrada, esté esta
en calles concurridas, rotondas o carreteras nacionales. Haya o no sitio para aparcar. Sin aviso,
sin mala conciencia, colocan sus propiedades en doble fila, invalidando a las horas de entrada y
salida de los «coles» uno de los carriles de circulación. Y el resto que espabile. Porque lo quieren
así. Porque los niños lo valen. Inundan los aparcamientos en superficie y los que no lo son
justificándose: «es cosa de un minuto..»

Y por supuesto no utilizan el autobús. Quiá! Eso es cosa de pobres. Como mucho alguna vez, en
situaciones especiales, pero nunca de forma sistemática y programada. ¿Para qué, si con el
vehículo propio se puede llegar a cualquier sitio en horarios personales e intransferibles? Resultó
chocante ver a la actual alcaldesa en la «inauguración» de unos nuevos vehículos públicos, cuya
compra (todo hay que decirlo) había dejado ultimada el anterior gobierno socialista, siendo
consciente de la nula motivación que sienten, ella y sus adláteres, por cualquier transporte
proletario.

¿Quién es el guapo que celebra así en esta ciudad «El Día sin Coche»? ¡Menudo lío! Cuando
pregunto inocentemente, a la autoridad, el por qué no se ha adherido el Ayuntamiento a una
convocatoria tan interesante, se me dice que para no aumentar los problemas de tráfico
enfadando al votante . ¡Claro. Eso es educación cívica! Ya les vale.

Por eso muchos echamos en falta a la policía urbana. Todos los días. ¡Mimosos que somos!
¿Dónde hará sus servicios, mientras la rotonda de la Laboral se colapsa? ¿Como planificará esos
cuadrantes que a nosotros se nos exigían a todas horas?¿cómo priorizará los efectivos?
Créanme. Esto es un vivir de reality show. Para cuando terminen el nuevo complejo hospitalario
de Cáceres, sito en la carretera del Campus Universitario, el Centro de Mínima Invasión y las
Pistas Deportivas del Cuartillo (por poner sólo algunos ejemplos) habrá de cursarse solicitud al
Marshall de turno si se necesita circular por la zona, sobre todo en horas de entrada y salida del
montón de centros educativos y de innovación, administrativos y sanitarios que se encuentran en
idéntica dirección y sentido. O en los días de mercadillo, claro. Ah, se sienteeeee…Arreglen
ustedes carreteras secundarias y pidan que no bajen los jabalíes.