EL MOZO DE ESPADAS

 [Img #48874]  El mozo de espadas dentro del cosmos taurino ocupa un lugar tan suyo que es difícil pensar en el matador sin que acuda rápido a la mente el recuerdo del mozo de espadas

 

    No se comprende un Don Quijote sin su Sancho Panza, un Don Juan sin si Ciutti y un Virgilio sin su MecenaS.

 

    Es el mozo de espadas una cosa tan unida a la persona del maestro como la sombra al cuerpo, queda siempre absorbida cuando las luces del traje del diestro disipan la oscuridad con sus resplandores.

 

    Pero los iniciados  en cuestiones de arte saben que un buen lienzo valen tanto la sombras bien dibujadas como las figuras que, con derroche de luz, sobresalen en el conjunto. Es precisamente esta  amalgama de luz y sombra, si está bien lograda, lo que  da vida al cuadro, que copia así la realidad.

 

    El mozo de espadas no es un ente más entre los muchos entes inútiles que pululan por el espacio de la esfera de los toros. Todo lo contrario; después del matador, que es el eje, junto con el toro, alrededor del cual gira la enorme rueda de la fiesta, ahí tiene algunas explicaciones del porqué las plazas de toros son redondas, el mozo de espadas es uno de los radios mas importante de aquella rueda.

 

    En una baraja taurina: el matador es el as; los empresarios, el rey; los picadores, el caballo; los banderilleros la sota, y los mozos de espadas, el tres. Todos suman tanto…, aunque a veces el toro haga las diez de últimas.

 

     Uno de los personajes más importante de la Fiesta, es, tal vez sea, el mozo de espadas, y que yo sepa no se le ha hecho la justicia que se merece. Estos caballeros, suele ser solícitos, sagaz e inteligente, con un celo y un tacto que en muchas ocasiones envidiaría el diplomático más acreditado.

 

    Su  labor no es cosa tan simple ni sencilla como ingenuamente creen todos los que piensan que toda la ciencia del oficio consisten en: Saber vestir al torero, doblar bien la muleta y el capote o servir a tiempo el estoque y el vaso de agua, esto con ser de obligado cumplimiento no es lo esencial, es mas que escudero y criado, más que servidor y ayuda de cámara: es amigo y mentor, tutor y hermano del matador. Con él comparte a solas, sus tardes de infortunio buscando paliativo al fracaso, con palabras animosas, y en los días de éxitos cuando la fama y el halago de los cobistas entran en tromba por las puertas del hotel, de los abrazos, él se esconde en un rincón para saborear el triunfo íntimamente, sin algarabía de voces, porque cuando el corazón habla de veras no hace falta que la boca lo pregone.