Hoy me apetece hablar de Felipe González. Ayer en Olivenza varias personas vinieron a casa. Llaman al timbre. Es algo habitual que a mí me sigue trasladando razones para seguir en política después de más tiempo del que yo hubiera deseado. Pero ayer hubo algo distinto; de las nueve personas y familias que vinieron, cinco nombraron a Felipe. No todos eran mayores, lo cual le da aún mayor valor. Dos de las visitas eran por Pensiones No Contributivas. En aquella España de los años 80 un gobierno en la crisis económica y en plena reconversión de sectores industriales, tomó una decisión: que aquellos que habían trabajado toda su vida, y nadie cotizó por ellos, pudieran tener también derecho a una pensión. Hoy estuve con él y se lo conté. Su respuesta me ratificó lo que pienso de muchas cosas. Sí, fue importante, pero no tuvimos en cuenta que la revalorización de los valores catastrales con el tiempo los podía afectar… Allí estaba ante un político que cambió este país y que cuando se mira al espejo sigue hablando del mundo y de España pensando más en la gente que en cualquier otra cosa. Sabíamos que con una educación y sanidad universal haríamos un país más justo.
Pero después de una larga jornada juntos, que se me pasó volando, puedo decir completamente convencido lo siguiente: habrá una generación de políticos y políticas en España que serán recordados por lo que hicieron, sacar a España de nuestra historia para meterla en Europa.
Si en las próximas semanas no tenemos gobierno en España, y obligamos a los españoles a ir a elecciones, habrá otra generación de políticos que serán recordados por lo que no hicieron. Serán una generación de políticos del NO, de las líneas rojas, azules, moradas, naranjas y negras, de las formas sin fondo y del titular sustituyendo al mensaje. De una nueva casta que habla de la gente, pero que no piensa en ella.
Comienzan unas semanas importantes. Que nadie piense que este tiempo saldrá gratis.