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Silvestra Mahillo, con un centenar de años a su espalda

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[Img #24205]El 31 de diciembre de 2012 se ha cumplido el
aniversario de Silvestra Mahillo Garrido que nació un 31-12-1912, hija de
Placido Mahillo Dominguez y Basilia Garrido Carpintero que trabajaron en el
campo como “medieros” en Sartalejo y Vegalabarca. Sus hijos son María Jesús,
Mari Carmen, Orencia y Antoliano.

 

Sorprende de Silvestra su vitalidad, simpatía
y buen humor, todos los días pasea un poquito y aunque se queda con sus hijos
visita su casa a menudo. Me decía con esa cara amable y tranquila que a ella no
le gustan las películas, que le gustan más los partidos de fútbol y los
concursos, y que conoce el nombre de muchos presidentes y políticos españoles.

 

Me contaba con esa mirada tan sincera que
cuando el obispo la visitó en casa de su hija María Jesús puso atención en un
cuadro de Silvestra de 1930 cuando ella tenía tan solo 18 años y en el que
aparece portando la bandera de las bailarinas de la “Danza de la Vaca Moza”, ya
que en ese año ella fue la encargada de “echar la bandera” en las fiestas del patrón
de Montehermoso San Bartolomé.

 

En la iglesia parroquial de nuestra Señora de
la Asunción recibió un merecido homenaje por su 100 aniversario y le fue
entregada una placa por el Grupo Pastoral de la Salud. En el día de su
cumpleaños compartí una tarde muy hermosa escuchando sus palabras que rebosaban
de sabia oratoria, sinceridad y conocimiento de la vida.

 

Silvestra y su amiga Mariana nos deleitaron
con antiguas coplas que aprendieron de muy niñas, con sus recién cumplidos 100
años me recordaba como un día cuando iba a comprar azúcar con dos “perras” leyó
unas coplas en un periódico y ya nunca se le olvidaron, “por aquel entonces era
la época de la guerra civil, hace ya sus años” exclamó. Especialmente recuerda
con cariño tres coplas “la de la carta, las 12 palabritas y la vida de las
tarmeras”. Al preguntarle por la de la vida de las tarmeras, me dijo “era sobre
una mujer que estaba en la Atalaya y que contaba las andanzas de las tarmeras
cuando iban a vender las tarmas (ramas de encina) a Coria, esta mujer era Tía
Catalina Jarera”.

 

Tengo que agradecer a Caridad esta bonita
iniciativa y las palabras que le dedicó que hicieron emocionarse a los
presentes, también a Alicia, María, Nieves, Mariana y a todos sus hijos: María
Jesús, Mari Carmen, Orencia y Antoliano y a todos sus nietos. Pronto nos
veremos recordando coplas antiguas y bonitas historias de nuestro pasado.


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