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600.000 euros por las fotos de la primera boda de la princesa Letizia con el extremeño Alonso Guerrero

OCIO Y SALUD
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600.000 euros. Ese es el precio que piden por las fotos de la primera boda de la princesa de Asturias con el novelista Alonso Guerrero. Sálvame ha emitido este lunes un especial sobre el material fotográfico que un familiar cercano al que fuera marido de Letizia Ortiz ha intentado vender al espacio televisivo. Se trata de cuatro instantáneas, que el programa ha recreado, ya que el precio era “demasiado elevado”, tal y como ha manifestado su presentador. En dos de ellas, los novios, ya convertidos en marido y mujer,aparecen en la puerta del Ayuntamiento de Almendralejo(Badajoz), donde se casaron el 7 de agosto de 1998 en el salón de plenos. Las otras dos, con sus respectivos padres, en el salón El Paraíso, donde celebraron el banquete, que no superó los cien invitados. Ahora, quince años después de las primeras nupcias de la que está llamada a ser reina de España, las fotografías de aquel momento vuelven a estar de actualidad. Aunque, en verdad, desde que se casó con el príncipe Felipe su vida anterior con el que fuera su profesor de Literatura ha suscitado siempre mucho interés.
A pesar de que dicen que la propia Letizia pidió que se retirasen las imágenes de su primera boda al contraer matrimonio con don Felipe, la leyenda en el pueblo es que muchos de los asistentes todavía guardan bajo llave las instantáneas. De lo que no cabe duda, es que el primer enlace de Letizia Ortiz forma parte de la historia reciente de Almendralejo, que muchos recuerdan. La actual princesa lucía un vestido blanco, firmado por Victorio y Lucchino, según contaron entonces personas cercanas a la pareja, que compró en Madrid con su sueldo de periodista. Tal y como han relatado desde el programa de Telecinco, del cabello se encargó una peluquera local, que le hizo una trenza. En cambio, otras fuentes apuntan que llevaba el pelo suelto, adornado levemente por un tocado. De los motivos florales, la floristería Lady. Eso, sin duda. Letizia llevaba un pequeño ramo de margaritas, “porque era muy discreta”, según ha contado su propietaria. Tan discreta que pasó la noche de bodas con su ya marido en el Hotel Espronceda, de tres estrellas, en una suite nada lujosa. Manuel Jesús Morán, del PP, se encargó de oficiar la ceremonia civil.
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Es precisamente una de las concejalas del Partido Popular en Almendralejo, quien le contó hace un tiempo a la periodista Pilar Eyre la preocupación de Alonso Guerrero, nada proclive a aparecer en prensa, con respecto a la publicación de dichas imágenes, cuando Letizia decide convertirse en princesa de Asturias en 2004. “El mismo Alonso me explicó que el día antes de que la Casa Real anunciara el compromiso, llamó uno a uno a sus tíos, primos y demás invitados que habían estado en su casamiento y les dijo: mañana pasará tal cosa, para vuestra propia tranquilidad os sugiero que no contestéis preguntas de periodistas y que queméis o eliminéis fotos y recuerdos del día de mi boda con Letizia… no os digo que los escondáis en un cajón, sino que los destruyáis”, afirma la periodista que transcribe su conversación con este miembro del Gobierno de la ciudad extremeña. Eyre va más allá. “Indago y me cuentan que cierta revista sí compró unas fotos de Letizia algo más gordita y con un traje pantalón color crema posando con unos parientes de Alonso a los que coge del brazo. Y que la citada revista las guardó en ese mítico cajón de las exclusivas”. El tema de las fotos de los primeros desposorios de Letizia, en efecto, no es nuevo.

La anterior vida de la princesa

Sin duda alguna, la vida anterior de la Letizia actual, sigue abrumando a propios y extraños. De ahí que el expediente de divorcio esté guardado en los Juzgados de Arganda del Rey en una caja fuerte con una cerradura de seis borjas, otra de tres discos y más de un millón de combinaciones de cuatro números bajo 600 kilos de acero laminado en frío, regalo de Alfredo Prada, vicepresidente segundo y consejero de Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid. Tan solo tres días después de que se produjera el anuncio oficial, en plena noche de un sábado, su ex era portada de El Mundo. “Les deseo mucha suerte”, manifestaba éste. La sorpresa en Zarzuela fue mayúscula. Habían llamado uno por uno a los ex de Letizia para instarles a permanecer mejor callados ante las previsibles preguntas de la prensa. Y así sucedió. Con sus ex, que fueron perseguidos por reporteros y fotógrafos durante días, y también con sus familiares. Tan solo horas después de que se hiciera oficial el chascarrillo que lanzó Terelu Campos en su programa de Telemadrid, Jesús Ortiz era carne de cañón en Salsa Rosa y Telma, invitada estrella- eso sí, vía telefónica- de Iñaki Gabilondo. Luego, se hizo el silencio. Para todos.
Quienes conocen a la Letizia pre-princesa, afirman que no fue nada fácil separarse tan solo un año después de casarse con Guerrero, con el que salía desde hacía cerca de diez años. Lloraba mucho. Su trabajo en CNN Plus terminó con su vida marital. Se levantaba todos los días a las dos y media de la mañana en su apartamento de Rivas Vaciamadrid. Luego la mandaron a Afganistán. Y así, doña Letizia fue creciendo en lo profesional. Con lo que soñó desde siempre. Desde que, siendo una recién licenciada, viajó hasta México para vivir la realidad periodística del país. De ahí, donde trabajó como azafata de una marca de tabaco, hasta codearse con lo más granado de la profesión en Madrid. Hasta conocer al que ahora es su marido en una cena en casa de Pedro Erquicia. Al menos, esto reza la versión oficial. Las oficiosas también existen. Pero de lo que no cabe duda es que Letizia Ortiz decidió romper con su vida anterior. Y se entregó a la causa monárquica. Por eso, los años previos a entrar en Zarzuela siempre darán que hablar. Desde entonces, Letizia escribe el reportaje sobre su vida que nunca verá la luz. Al menos que María Teresa Campos nos haya engañado a todos.
Vía Vanitatis

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