Este fin de semana el municipio cacereño de Piornal acogió las Jarramplas, sus tradicionales fiestas. Declaradas de Interés Turístico Extremeño, no se conoce los inicios el origen. No obstante, el frío o la nieve no consiguió que centenares de curiosos se acercasen hasta Piornal para estrellar unos veinte mil kilos de nabos.
durante el fin de semana sus tradicionales Jarramplas en las que más de 20.000
kilos de nabos se estrellaron contra los cuerpos de Juan José y Daniel Prieto,
los encargados de llevar este año el tradicional traje que consiste en una
chaqueta y pantalón de los que cuelgan una multitud de cintas multicolores, la
cabeza va cubierta con una máscara cónica de fibra que contiene dos cuernos y
una gran nariz.
Durante los días 19 (el día 19 se visten los
mayordomos) y 20 (los jarramplas o el jarramplas) de Enero, Jarramplas, hace un
recorrido por la calles de Piornal tocando un tamboril, mientras, los vecinos
en forma de castigo, porque antiguamente a Jarramplas se le veía como un ladrón
de ganado, le tiran vegetales. Antiguamente se le lanzaban patatas, hoy se
lanzan nabos. El día 19 es una especie de preparativo de lo que el 20 pasará.
La gran lluvia de impactos ha hecho que en los últimos años la persona
encargada de su representación lleve bajo el traje una malla de fibra de vidrio
para amortiguar los golpes.
No se conoce exactamente el origen de
Jarramplas. Se barajan varias teorías, desde mitológicas -las luchas y el
castigo que infligió Hércules a Caco-, hasta las ceremonias vistas por los
primeros conquistadores de América entre los indios, o la más simple, en la que
se habla del personaje como el típico ladrón de ganado que es sometido al castigo
y las burlas de los convecinos. Cuenta la leyenda que el jarramplas robaba
ganado y un día todos los vecinos de Piornal se vengaron de él tirándole
vegetales. El origen es típicamente el derivado del chivo expiatorio que se
encuentra universalmente.
Declarada como Fiesta de Interés Turístico de
Extremadura, en esta ocasión la lluvia, el frío y la nieve han estado más
presente que nunca. No obstante, curiosos llegados de todos los puntos de
España no dudaron en participar en esta tradicional fiesta que reúne a
centenares de personas por las frías calles piornaleras.