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TRAS LOS ORÍGENES DEL OBISPO GALARZA

CULTURA
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Salvador Andrés Ordax, escribe[1] : “Otro edificio noble que también muestra un detalle americanista es el Palacio Episcopal. Se alza dentro de la villa amurallada ante la plaza de Santa María,…hacia la mitad de la fachada meridional está una portada gótica, de mediados del s.XV, con el escudo del obispo Alonso de Mendoza. Debieron de continuar las obras y remodelaciones del palacio durante el s.XVI, dotándole de amplio patio, pero no consta documentación al respecto salvo la leyenda que hay en la actual portada, donde se consigna el nombre del obispo Galarza y la fecha de 1587.

[Img #24728]

Lo que aquí nos interesa
destacar es precisamente esta fachada, con la puerta rodeada de doble
almohadillado seguido en jambas y arco, que se encuadra mediante columnas y un
entablamento. Lo más importante son las enjutas en las que se representan dos
indios, hombre y mujer. Él está muy bien ejecutado, mientras que ella se traza
de una forma ruda, como si el escultor tuviera modelo para él, pero no para
ella. Es difícil saber las razones por las que se introdujeron estos dos
bustos, en el lugar  en que normalmente
el hombre del Renacimiento coloca personajes clásicos o familiares. La
explicación puede ser que haya sido ejecutada parte de la obra poco antes de
1565, fecha en la que muere el obispo Diego Enríquez de Almanza y que fuera
continuada por García de Galarza por lo que coloca él su nombre. Diego Enríquez
de Almanza era hermano de Martín Enríquez, que fue virrey de Méjico y Perú, el
cual es posible que viviera algún tiempo con su hermano obispo o que le enviara
ciertas cantidades de dinero, lo que motivaría la disposición de tal
iconografía… Está claro que el continuador y gran reformador del palacio
episcopal fue el obispo García de Galarza, que tuvo especial interés por las
construcciones y obras de arte en las diócesis como en el caso de la Catedral
de Coria, en la que dispone de una capilla, enterramiento, retablo etc. Y en
Cáceres realizó el edificio desaparecido del Seminario de San Pedro, del cual
se conservan algunas portadas reutilizadas en varios edificios de la ciudad.”


[Img #24733]

Bastarían
estas palabras del Catedrático de arte de la UEX, para captar la grandeza del
personaje. Pero, no sólo es el palacio episcopal lo único que nos habla de la
presencia de este importante personaje en Cáceres. Una plaza que lleva su
nombre cercana al casco antiguo, también recuerda que su  memoria permanece en las raíces históricas de
la ciudad.


El
“Diccionario de personajes conquenses” [2]trae
entre sus biografiados una breve reseña, de Pedro García de Galarza:(  Bonilla, hacia 1539) -Coria (1604).  Del que dice : Obispo y canonista. Realizó
estudios en el Colegio de San Antonio de Portaceli de Sigüenza, y más tarde (en
1562) entró como colegial en el Mayor de San Bartolomé, de Salamanca; en esta
ciudad ejerció también de catedrático de una de las cursatorias de Artes,
puesto que dejó en 1567. Fue canónigo magistral de Murcia y en 1578 y a
propuesta de Felipe II, obtuvo la sede episcopal de Coria, ciudad en la que
fundó un convento de monjas: algunos autores le atribuyen también la creación
del seminario de Cáceres, y se le sitúa igualmente como consejero del rey para
los asuntos relacionados con Portugal. Obras suyas  fueron, entre otras.”Evangelicarum
institutionum controversia (Salamanca 1569).”


[Img #24729]

Mucho
más extensa y ampliamente documentada es la biografía escrita hace unos meses
por  Mercedes Pulido y Cecilia
Martín,  editada por el Ateneo de Cáceres
y distribuido por un periódico regional, y a ella nos vamos a referir
frecuentemente.


Su biografía nos dice que nació
en Bonilla, pequeño pueblo dependiente de Huete (Cuenca). Huete es una
población en la que el censo de empadronamiento  actual da unos 2000 habitantes , pero que sin
duda en la época de verano y los fines de semana alcanzará más allá de los
5.000. Situado a unos 54 kilómetros de la capital de provincia, Cuenca, puede
irse gran parte del camino por autovía, pero resulta más interesante ir
atravesando, por la comarcal, los pueblos, en un paisaje en la que  se alternan los densos bosques de pinos, con
las amarillas llanuras del  cereal recién
cortado y la interminable presencia de los girasoles. Sólo una furgoneta
blanca, seguramente la que recorre múltiples pueblos, sobre todo en estas
fechas, en las que los antiguos pobladores y sus familiares vuelven a sus
lugares de origen, tras aquellos años 60 y70 en los que una extraña política
que favoreció a una regiones despobló gran parte de los pueblos de España
enviando a sus pobladores a Cataluña, Madrid, País Vasco o Valencia, y que va
vendiendo toda clase de productos, desde fruta hasta ropas de cama, este fue el
único encuentro en mi largo camino, hasta bien cerca de mi punto de destino,
Huete.  Aparece esta población, ante mí,
como un lugar increíble. Aun conociendo algo su importancia en la historia,
resulta difícil de imaginar cómo pudo construirse la enorme mole del Monasterio
de Santa María de la Merced, que parece salirse del perímetro un pueblo tan
pequeño. No es el único, se tiene que hacer un esfuerzo de imaginación para
poder comprender como en este lugar, se pudieron construir tantos y tan
majestuosos edificios renacentistas, como vamos encontrando en un simple paseo
por sus calles. En el de la Merced, que se me antoja un pequeño Escorial por
sus dimensiones,
no
es de extrañar que por su magnificencia y tamaño,  se celebraran, en él, algunos de los Capítulos
generales y provinciales de la Orden Mercedaria, a la que asistían los
representantes de los monasterios mercedarios más importantes del mundo. En la
actualidad alberga; el Ayuntamiento, la oficina de Turismo, tres museos,
un  excelente Teatro,  una biblioteca, y una parroquia, y algunas
otras dependencias, y hasta pienso, que todavía sobran estancias, lo que da
idea de la magnitud del edificio.  Pero
tal grandiosidad monumental es difícil de mantener, y varios edificios e
iglesias muestran el paso inmisericorde del tiempo, teniendo en sus fachadas el
cartel de “se vende”. Era tal la abundancia de conventos  iglesias, que ante la algarabía de las
campanas a la hora del ángelus, por el desajuste de los relojes de cada uno de
ellos al dar las 12 del mediodía, llegaron a la conclusión, que lo mejor era
poner en la torre del reloj, uno sólo que marcara las pautas horarias de la
población.


[Img #24730]

Los blasones nobiliarios aparecen
aquí y allá coronando los dinteles de las casas más humildes en la actualidad, pero
cuya presencia, nos trasplanta a una pujante vida señorial en la época en la
que vivió el obispo Galarza.


Pero Galarza no nació aquí, y
pese a ser Bonilla una pedanía de Huete, a la que yo situaba casi como un
barrio periférico, la distancia que nos separa de él son unos 17 kilómetros. Al
desviarnos de la carretera, nos espera un paisaje que nos hace pensar si no nos
hemos adentrado en otro planeta. Entro en el pueblo, y nada más pasar las
primeras casas, ( en la actualidad tiene censados 35 habitantes) me  topo con una gran edificación renacentista
que me hace pensar, que ya he encontrado el Monasterio de las Jerónimas cuya
donación hace constar un documento de 29 de enero de 1581, ante Francisco
Mogolló, y que dice:[3]
 En
el nombre de Dios Nº Sºr y salvador Jhu Christo y de la Benedictíssima Virgen
madre suya y señora nuestra-Sepan los que vieren la presente como Nos dan pº
García de Galarza Obpo de la santa yglesia de Coria del Consejo de su Magd,
decimos que por cuanto hemos erigido y fundado un monasterio de monjas
Hieronimas que se nombra el Convento del Spiritu Santo en el lugar de Bonilla
diocesis de Cuenca con ciertas ordenananças y estatutos según y de la manera
que parecera por la erection y fundación que del dicho monasterio está hecha”.


[Img #24731]

-¿Me puede decir dónde nació el
obispo Galarza? –Le pregunto a una lugareña que mira con curiosidad  al forastero que hace fotos a unas ruinas abandonadas,
cercanas a su casa.


-Uyyy, eso es muy antiguo y de
eso ya no queda nada.


Una joven con aspecto urbanita,
que posiblemente haya venido a pasar el verano con su familia, me aconseja:


-Vaya a Caracenilla, seguro que
el cura sabe más de eso.


Pero me proporciona un revistilla
de las fiestas en las que se habla del


“Convento Hospital del padre
eterno”. Y no es  raro que lo definan de
esta manera, ya que sobre el escudo nobiliario del obispo Galarza de iguales
características que el que se encuentra en el palacio episcopal de Cáceres se
encuentra representada la figura de Dios padre. Lo que viene a trastocar la
intencionalidad inicial del obispo.


[Img #24732]

[4]“Este
edificio se comenzó a construir en el último tercio del Siglo XVi gracias a la
iniciativa y patrocinio de Don Pedro Galarza, el cual pensaba destinarlo a
monasterio de monjas, (dice Mateo López) pero en una copia de la carta de la
fundación (4-VIII-1601) escrita por D. Gracía Galarza dice claramente que es un
hospital para pobres enfermos. Únicamente queda en pie, como signo de su
grandeza las paredes de la iglesia…la portada sur de arco de medio punto sobre
impostas, entre doble pilastra de capitel jónico con escudo del fundador (una
garza por Galarza) sobre la cornisa del entablamento con un relieve del Padre
Eterno en la parte superior.”


Sin duda la obra comenzó poco
después de la Donación realizada por Galarza, ya que un documento del 21 de
mayo, habla de la madera a la que se obliga 
a dar  un tal Juan de Palación“a los dichos precios, puesta y entregada en
el lugar de Bonilla, tierra de Huete, para 
obra que allí se hace en el dicho lugar por el Ilmo,Sr. Obispo de
Coria”.


Nada
tiene de raro la creación de dicho hospital, del que se afirma que también pudo
ser una leprosería. Pero el patronazgo de S. Roque, protector de  epidemias,  del que se dice se dedicó a curar a los
enfermos de peste, y una vez infectado él, se recluyó en un bosque solitario,
para morir sin contagiar a nadie, al que acudió un perro llamado Melampo, trayéndole
una hogaza de pan, nos pone sobre aviso de la posible existencia de alguna
epidemia que haría más útil un hospital, que un convento de monjas.


Nada queda del dicho hospital,
cuyo solar está ocupado ahora por un frontón y zonas deportivas, aunque siguen
resistiendo, quizás por su carácter sagrado, que han impedido  su destrucción, los restos de lo que debió de
ser una gran iglesia.


¿Hizo algo más el obispo Galarza
por el pueblo que le vio nacer? Es posible, ya que en las afueras de la
población y dominando el paisaje, se encuentra la iglesia, dedicada a la
Asunción de la Virgen, con una excelente fábrica y recientemente restaurada,
pero construida en 1580, precisamente cuando un año más tarde el obispo Galarza
otorga un generosa donación para la construcción de un convento de monjas que
según parece no se llevó a cabo. Algo que afianzaría esta idea es la lápida en
el brazo izquierdo del crucero de dicha iglesia que dice: “Sepultura del IL-MO SÁNCHEZ CANÓNIGO DE LA SANTA IGLESIA DE CORIA.”
Posiblemente fuera algún familiar o conocido suyo, nacido en este mismo lugar, al
que concedió la canonjía,  y que permanecería
a su lado pero que deseó, tras su muerte, ser enterrado aquí.


 No fue posible la visita al cura del cercano
pueblo de Caracenilla, al que quizás en otra ocasión aborde.


Pero perdido en mitad de aquel solitario
paisaje, me dio la sensación  fde que
pese a las distancias y los siglos, la historia nos une a todos.



[1] Andrés Ordax, Salvador.
Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Pag. 74.Ed. Diputación Provincial de
Cáceres.1987.

[2] Priego Sánchez.Morate,
Hilario. Silva Herranz, José Antonio. Diccionari de persoanajes conquenses.
(Nacidos antes de 1900). Ed. Diputación de Cuenca.

[3] Pulido, Mercedes. Mrtín,
Cecilia.El obispo Galarza Pg.75..Ateneo de Cáceres

[4] Revista de Fiestas
patronales de Bonilla 2012.


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