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»No pensé que al oírle me iba a emocionar de esa manera». »No era fácil hacerse un hueco en el corazón de la gente tras Juan Pablo II, y lo ha conseguido»

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Mucho sentimiento y cariño hacia el papa en la celebración eucarística del Miércoles de Ceniza

La celebración del Miércoles de Ceniza con el Santo Padre cobró ayer un matiz especial, la última vez que Benedicto XVI celebró una Eucaristía pública con los fieles. En esta ocasión reunidos en la Basílica de San Pedro, ya que como se esperaba, multitud de fieles acudirían a acompañar al papa y la tradicional basílica de Santa Sabina se podía quedar pequeña.

Fueron muchas las personas que no pudieron contener las lágrimas durante la misa y la emoción se veía tanto en los rostros de los fieles como en los obispos y cardenales. Al final del mensaje del cardenal Bertone, todos los presentes rompieron en un fuerte y prolongado aplauso de agradecimiento al santo padre. Familias, religiosos y religiosas, jóvenes y mayores, todos en pie despidiéndose del papa que ha sido Pastor de la Iglesia durante estos últimos ocho años.

Con todo el corazón

Al comienzo de la homilía, el papa quiso agradecer de nuevo y pedir oración a los presentes: «Esta tarde somos numerosos en torno a la Tumba del Apóstol Pedro también para pedir su intercesión para el camino de la Iglesia en este particular momento, renovando nuestra fe en el Pastor Supremo, Cristo Señor. Para mí es una ocasión propicia para dar las gracias a todos, especialmente a los fieles de la Diócesis de Roma, mientas me dispongo a concluir el ministerio petrino, y para pedir un especial recuerdo en la oración».

A continuación explicó las lectura destacando algunos aspectos sobre la misericordia de Dios: «Hay que subrayar la expresión ‘con todo el corazón’, que significa desde el centro de nuestros pensamientos y sentimientos, de las raíces de nuestras decisiones, opciones y acciones, con un gesto de total y radical libertad. ¿Pero es posible esto retorno a Dios? Sí, porque hay una fuerza que no reside en nuestro corazón sino que mana del mismo corazón de Dios. Es la fuerza de su misericordia».

El verdadero discípulo

Sobre la actitud del verdadero discípulo dijo: «el verdadero discípulo no se sirve a sí mismo o al ‘público’, sino a su Señor, en la sencillez y en la generosidad: ‘Y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará’ (Mt 6,4.6.18). Nuestro testimonio, entonces, será más incisivo cuando menos busquemos nuestra gloria y seremos conscientes de que la recompensa del justo es Dios mismo, el estar unidos a Él, aquí abajo, en el camino de la fe, y al final de la vida, en la paz y en la luz del encuentro cara a cara con Él para siempre».

Unidad en la Iglesia

Otro aspecto que el papa quiso destacar fue la importancia de la unidad de la Iglesia: «Pienso, en particular, en las culpas contra la unidad de la Iglesia, en las divisiones en el cuerpo eclesial. Vivir la Cuaresma en una comunión eclesial más intensa y evidente, superando individualismos y rivalidades, es un signo humilde y precioso para los que están alejados de la fe o los indiferentes».

Al finalizar la comunión, el secretario de Estado, el cardenal Tarsciso Bertone, en un mensaje sentido y emocionante se dirigió al papa reconociendo que «esta tarde hay un velo de tristeza en nuestro corazón», y hablando sobre su Magisterio afirmó que «ha sido una ventana abierta hacia la Iglesia y el mundo, que ha dejado pasar los rayos de la verdad y del amor de Dios, para dar luz y calor a nuestro camino, también y, sobre todo, en los momentos en que las nubes se adensaban en el cielo».

Minutos después de haber finalizado la Celebración Eucarística, los fieles salían de la Basílica aún emocionados.

ZENIT habló con algunos de los asistentes y nos comentaron cómo fue la experiencia.

Ha sido conmovedor

Un grupo de tres mujeres suizas afirman: «Benedicto XVI ha sido un gran papa y era bonito venir hoy a saludarlo. Ha sido muy emocionante y conmovedor cuando el cardenal Bertone se ha dirigido al papa para decirle cómo se sentía por su decisión».

El padre Jesús Parreño de Castellón también ha explicado qué ha significado la misa del Miércoles de Ceniza: «vivo en Roma como formador de religiosos y ha sido una experiencia maravillosa acompañar al santo padre en esta misa tan especial, sentirnos Iglesia y decirle aquí estamos, le encomendamos, rezamos mucho por usted y sepa que cuenta con nuestro apoyo y nuestra entrega. Benedicto XVI ha significado para mí un crecer en la fe, crecer en el amor a la Iglesia, además de ser el papa de mi sacerdocio porque cuando me ordené él era papa y por eso para mí significa mucho».

Una oportunidad muy chévere

También hemos hablado con un grupo de tres jóvenes colombianos. Una de las chicas comenta: «soy católica y hoy por ser Miércoles de Ceniza quería venir a esta misa ya que va a ser de las últimas oportunidades de ver al papa. Siempre he oído hablar del papa, pero nunca había tenido oportunidad de verlo y verle hoy ha sido muy emocionante y ver a tanta gente emocionada».

Y el chico reconoce: «ha sido la primera vez que venía a una misa con el papa y más que todo lo hice primero por mi tradición católica y reconozco que me daba pereza hacer la cola de hora y media para entrar, pero me dije que el papa renunció y quiero ir a su última misa. Y me dio mucha emoción, al principio pensaba, sí qué chévere verle, pero no pensaba que al oírle hablar me iba a emocionar de esa manera.

Por último la otra joven añade: «hoy es miércoles de ceniza y tenía que venir y más sabiendo que el papa se va ir. Además la Basílica, el edificio, es increíble y agrega emoción a la experiencia, y como cantaban y todo lo que dijo el papa, aunque no entendía todo lo que decía, lloré y todo, porque ha sido una oportunidad muy chévere.

Supo abrirse un hueco en el corazón de la gente

También una madre italiana, acompañada por sus dos hijas nos ha compartido su experiencia y lo que ha supuesto Benedicto XVI: «esta mañana hemos ido a la audiencia y ahora hemos participado de la Eucaristía. Ha sido precioso porque ha sido realmente particular, es como haber podido despedir y aplaudir al papa todavía vivo. Ha sido un papa muy especial, porque no era fácil hacerse un hueco en el corazón de la gente después de Juan Pablo II, y él lo ha conseguido».


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