La
villa de Granadilla (Cáceres) sufrió su primer abandono tras
desaparecer como municipio por Decreto 1347/1965, de 6 de mayo, por
el que se acuerda su disolución como municipio y la incorporación
de su término municipal a los limítrofes (BOE de 29-5-1965). La
expropiación forzosa de fincas urbanas y rústicas se tramitó por
el procedimiento de urgencia, previsto en la ley de 7 de octubre (BOE
del 12 de octubre) y la Orden Ministerial de Obras Públicas de 6 de
noviembre de 1939, en concordancia con el Real Decreto del 20 de
enero de 1950, por el que se declaró con carácter urgente la
construcción del pantano de Gabriel y Galán, cuyo expediente se
tramita conforma a la citada Orden de Obras Públicas anteriormente
citada. Entre 1965 y 1994, en que se inicia el Programa
Interministerial de Recuperación de Pueblos Abandonados, Granadilla
sufre un cruel expolio, que afecta incluso a las tumbas de su templo
parroquial, forjados de hierros de ventanas y balcones y las tejas
que pudieran servir, a quienes, con la complicidad de algunos,
dieron negocio a otros con los restos del naufragio.
En
1981 concluyen las obras de rehabilitación del castillo. En 1980, la
villa fue declarada conjunto histórico-artístico por Real Decreto
2428, de 26 de septiembre (BOE de 10 de noviembre de 1980); en 1981
concluyen las obras de rehabilitación del castillo. El 22 de octubre
de 1990 se firma el convenio marco regulador de las actuaciones que
desarrollarán los Ministerios de Obras Públicas y Urbanismo;
Agricultura, Pesca y Alimentación, y Educación y Ciencia, por el
que la Confederación Hidrográfica del Tajo cede el uso del poblado
de Granadilla. En 1994, por Orden del Ministerio de Educación y
Ciencia de 25 de noviembre, se regula la actividad de recuperación y
utilización educativa de pueblos abandonados (BOE del 6-12-1994).
Desde entonces hasta hoy han pasado por la antigua villa cacereña
miles de estudiantes de Bachillerato y universitarios de núcleos
industriales, en un intento de acercar a la vida rural a jóvenes
que, en su mayoría, viven en núcleos urbanos, brindándoles la
posibilidad de comprender la necesidad de un cambio de actitudes para
asegurar el futuro equilibrio del hombre con su entorno.
Este
programa, desarrollado también en Búbal (Huesca) y Umbralejo
(Ciudad Real) ha permitido, junto a la restauración de las casas
nobles de la villa, el conocimiento del medio rural y sus formas de
vida para muchos jóvenes alejados de él, además de la importante
inversión realizada por los tres ministerios implicados en el
programa, y el conocimiento de la villa y sus alrededores por
estudiantes de toda España y del extranjero.
La
noticia, dada a conocer por El Periódico Extremadura el pasado
jueves 14, que aludía a la suspensión de las becas este año por
motivos presupuestarios, fue calificada el domingo por el portavoz de
Educación del PSOE en la Asamblea, Luciano Fernández, como un
«atraco a Extremadura»· y un «expolio a la región»,
al tiempo que anunciaba una iniciativa en la Cámara para que se
firme el convenio interministerial que dé continuidad al Programa
educativo. La Consejería de Educación y Cultura ha respondido hoy
que se reunirán con responsables ministeriales para tratar de buscar
una solución «dentro de su ámbito competencial».
La
implicación de varios organismos y la diversidad de competencias de
propiedad y de gestión puede conducir, de no encontrarse una
solución, a la pérdida de las actuaciones llevadas a cabo hasta la
fecha; a un segundo abandono de la villa, monumento
histórico-artístico, por cuya seguridad debe velarse, y mantenerse
abierta; y a tirar a la basura la millonaria inversión realizada por
el Estado en su recuperación. Granadilla no merece un cuarto
destierro y un segundo abandono porque, como escribiera la estudiante
Petra Michálková, del Instituto «Federico García Lorca»
de Bratislava, en 2010, «Granadilla fue una experiencia
inolvidable»:
http://www.educacion.gob.es/exterior/sk/es/promocion-del-espanol/granadilla-2010.pdf
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