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En el Museo del Traje, » moda imposible»

OCIO Y SALUD
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Las propuestas de moda más arriesgadas de los últimos cincuenta años pueden verse en «La moda imposible», una exposición que descubre la innovación y la ruptura de patrones y tejidos respecto a modelos precedentes, a través de prendas creadas por Paco Rabanne, Valentino, Yves Saint Laurent o David Delfín.

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Esta exposición nace
con la intención de «difundir la importancia de las propuestas más
arriesgadas de la moda contemporánea como vehículo de reinterpretación del
vestir», ha explicado el comisario de la muestra Juan
Gutiérrez.

 

La muestra, que está concebida en torno a cuatro líneas
temáticas: materiales, colores, estructuras y mensajes, da salida a unos fondos
contemporáneos muy «dignos», ha explicado Gutiérrez, quien ha
asegurado que de «entre los diseñadores y firmas presentes en la colección
se han seleccionado a aquellos que han apostado por la innovación entre 1960 a
2010».

 

El primer espacio de la exposición está dedicado a los
materiales con los que se confeccionan prendas. Por ejemplo, Paco Rabanne
utilizó el acetato y anillas metálicas para crear un vestido que liberaba el
cuerpo de la mujer.

 

Ya en el siglo XXI, concretamente en el 2002, David Delfín
subió a la pasarela madrileña una polémica colección en la que se incluía un
vestido largo con escote palabra de honor confeccionado con vendas sanitarias.

 

Un año después, Karl Lagerfeld para Fendi cosió una cazadora
de PVC con piel de zorro y cordero de aire futurista con toques medievales,
«un modelo que causó sensación», ha detallado Gutiérrez. En el
segundo bloque se han expuesto doce piezas que se caracterizan por el color.
«En la moda el color es un componente esencial que puede determinar el
éxito o el fracaso de una creación», ha contado.

 

Estampados atrevidos, abstractos y colores psicodélicos son
el denominador común de trajes confeccionados por Valentino, Emilio Pucci o
Missoni. «Yves Saint Laurent es el gran colorista de la moda, supo como
nadie mezclar con éxito colores tan difíciles como el naranja, el rojo o el
púrpura», ha detallado.

 

Tras visitar las materias y el color se pasa a la
estructura, un espacio donde se examinan unos patrones de apariencia sencilla
pero con formas complejas, entre ellos Issey Miyake, Maimekko, Rei Kawakubo o
Amaya Arzuaga.

 

Después de ver la costura de Balenciaga y Vionnet, creadores
que llevaron el arte de la confección hasta unos límites constructivos
difíciles de superar, se llega a una etapa histórica en la que dominan los
patrones limpios, «es decir la antesala del minimalismo que arrasó en la
década de los noventa», ha puntualizado.

 

A continuación se pasa a un espacio en el que la ropa se
carga de significado y se convierte en el soporte de mensajes transgresores o
reivindicativos que llegan de distintos grupos sociales. «Se crean códigos
de moda entre sectores de jóvenes que solo son aceptados o comprensibles para
ellos», ha dicho el comisario

 

Destacan el vestido «The Super Dress», creado en
papel por la firma de sopas Campbell en 1967 y que se vendía en los
supermercados por un dólar, así como un modelo largo con reminiscencias chinas
firmado por Vivienne Westwood.

 

El conjunto de piezas expuestas, que podrán verse en el
Museo del Traje, en Madrid, desde mañana hasta el próximo 16 de junio, procede
en su mayoría de una adquisición realizada en 2007 por parte del Estado español
de la colección de moda contemporánea de Alfredo Quinto.


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