EDITORIAL MARZO

“…y en marzo el perro y el amo”, añade el refrán. Esperemos que no, que no haya que buscar la sombra en este mes tradicionalmente ventoso; que tampoco hace falta ninguna tanto viento airado.

[Img #25508]

Llover, ha llovido. Un invierno magnífico de aguas, que vaticina una
esplendorosa primavera. Las especies, con alimento, a criar se ha dicho. Ojalá.
Las armas al armero. Un pase de paño por la báscula, baqueta a los caños, el
líquido protector y a dormir el sueño de la veda. La larga travesía del
desierto. Es el tiempo de ver qué hacemos con las armas. A alguna sería
menester jubilarla, pero ¡ay! ¿venderlas? ¡Abandonar uno a su compañera de
tantas leguas caminadas por eriales, bohonales, cuchillas y terrazgueros?
¿Darles la baja administrativa? Esa es otra. Ahora hay que enviarlas al BOPE,
que está allá en Euscalerría, para más sorna, y vale la friolera de…¡Venga,
hombre! ¿Qué tal el reclamo? Acabado el mes de la jaula, pájaros al jaulón. Y
hasta el año que viene.


            Se reunió el Consejo Regional de
Caza. Bien ¿y qué?  ¿Qué nos espera para
la próxima? ¿El mismo papeleo? ¿Menos días? ¿Recortes también, como en lo
otro?¿Seguimos sin licencia nacional en los diecisiete reinos de taifas? Por lo
menos antaño nos valía para las limítrofes. No cualquier tiempo pasado fue
peor. A la vista está. A ver qué pasa en la próxima Orden de Vedas.