Digital Extremadura

¿MILAGRO O LOCURA?

OPINIÓN
Comparte en redes sociales

Ser
emprendedor, con lo que está cayendo, tiene un puntito de locura, pero si
además esta nueva actividad consiste  en abrir
una galería de arte, sinceramente está para encerrar. Pues en esa aventura, se
ha embarcado el conocido fotógrafo y artista Ceferino López. -No lo hago para
ganar dinero sino por un impulso interior,- Me comentaba.  Con lo que confirma ese espíritu romántico-aventurero
de los artistas que como a los conquistadores extremeños les lleva a intentar
hazañas en los territorios más hostiles. Sinceramente le deseo que encuentre el
Dorado. No es de extrañar que en el folleto de su galería, ubicada cerca de la
Pza. Luis Chamizo de Mérida, bajo un enorme interrogante haga constar el
siguiente lema ; “Lo nuevo siempre provoca interrogantes”.

[Img #25812]


Chapatondo,
llama a su sala, que pese a la apariencia de un nombre extraño y moderno, hunde
su etimología en raíces clásicas. Porque un “tondo” es una composición
pictórica que se realiza en forma de disco y no en forma cuadrada, como es
habitual, y desde los griegos en el s.IV a.C a los más conocidos pintores del
Renacimiento utilizaron este formato, basado en la filosofía de que; lo redondo
indica perfección. Si el soporte es un material metálico, que se asemeja a las
chapas, tendremos el nombre completo, Chapatondo. Y es, que este un diseño en
el que una fotografía, o imagen de cualquier tipo queda enmarcada . Puede ser
la fotografía propia o de marca, por lo que nos ofrece un soporte decorativo ya
sea para el domicilio o para la empresa.


[Img #25810]

Inauguraba
esta aventura con la exposición de Enrique Flores. Si es verdad que una imagen
vale más que mil palabras, sin duda la exposición se convertiría en un grueso
volumen que nos hablaría de la vida emeritense. Casi como si se tratase de las
viñetas de un cómic, coloca ante nuestros ojos unas acuarelas, limpias,
nítidas, en las que el dibujo de los personajes populares, habituales en
nuestras calles son un auténtico retrato, como también lo es la sociedad
emeritense. No coloca títulos, pero las anotaciones como si fueran diálogos de
los personajes nos transportan a unas vivencias. Escenas como la de dos chicas
en la puerta de la Villa diciendo; “Antes había ahí unas letras muy grandes”.
Crea en quien las contempla todo un mundo, en el que nos muestra a nuestra
juventud, que se ha tenido que marchar y que vuelve en verano, por la
indumentaria, y se encuentra cambios en la ciudad, mientras dos personas
mayores sentadas en un banco contemplan la escena y constituyen esa Mérida de
siempre, del recuerdo de algo que se va.


[Img #25811]

Y
podríamos ir cuadro a cuadro, de unos cuarenta que tiene colgados en las
paredes de este estrecho túnel, comentando escenas de cosas que nos son
familiares y que pese a estar plasmados, quietos, parece que tienen vida esa
que nosotros le damos en nuestro recuerdos de los “dejá vu” de nuestros paseos
urbanos. Allí se agolpaban amigos, gente de la cultura emeritense y pintores
conocidos como Victoria Guill, o Javier Fernández Molina.


Tal
como están las cosas, sin duda Ceferino López, debería contar con una
subvención, pero no del ministerio de Cultura, sino del que se ocupe de la
protección de especies a extinguir, o enviarlo directamente al psiquiátrico,
pero locos así son necesarios para curar está sociedad excesivamente cuerda y
egoísta y es mejor que anden sueltos y nos contagien, aunque sea sólo un
poquito de algo de su ilusión. Que falta nos hace.




Comparte en redes sociales

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *