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SABIOS CALIFICATIVOS DE ESPAÑA Y PORTUGAL

OPINIÓN
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De entre los muchos calificativos sabios atribuidos
al “paisanaje” que he venido oyendo por nuestra Península ibérica, tan rica en
perfilar definiciones con un solo vocablo, quiero traer a estas líneas cuatro,
dos por cada lado de la Raia/Raya,
por serme especialmente queridos, dado lo acertado y mordaz de su compostura.

Los voy a presentar por orden de truhanería, a mi
modo de ver, de forma que si con el primero hay que tener mucho cuidado, porque
tras su desenfado puede esconder el estoque más afilado, con el siguiente
podemos tener algún relajamiento, aunque no mucho, pues en cualquier momento
saca a escena su oficio de trilero.

El tercero ya es como un manso de la vacada, si bien
te puede arrollar con su facundia. Y el cuarto, indolente hasta la
desesperación, no se resiste llegado el momento a poner el cazo y guardarse lo
que sea.

Van, por ese orden, los cuatro calificativos:
español el primero y el tercero; portugués el segundo y cuarto:

[Img #25894]

Vivalavirgen.
Se lo solemos aplicar al que nada se toma en serio,
llega tarde y mal, no sabe nada o parece no saber, se lo toma todo a la ligera…
pero procurar mantener las apariencias y congraciarse con la feligresía, tan
dada consciente o inconscientemente al santurroneo. “¡Viva la Virgen!”,
exclamará en las procesiones; “¡Viva el que está en el mando!”, dirá al que
lleva la vara dirigente, porque él siempre será del “Partido de San Andrés”:
del que más le dé, como llegará a confesar con desenfado. Y nada… ¡bebe que te
llenen y “pa’lante”!, que el que venga de atrás que arree. Un pelotas, un
incombustible, superviviente de todas las batallas, porque sabe esconderse y
luego gritar en los desfiles: “¡Hemos ganado! ¡Nosotros hemos ganado!”.

[Img #25895]

Falabarato.
Habla y habla por los codos. Sabe de todo. Nada se
le escapa a su lengua bífida, afilada. Es capaz de contar chistes en un funeral
y hacer reír al muerto. Todo lo frivoliza, al tiempo que lo tergiversa, y al
final se lleva el agua a su molino. Gracioso, jacarandoso, bullanguero. Con la
boca bien tapada con un esparadrapo, sabrá ingeniárselas para seguir metiendo
peroratas a base de mover las manos, los hombros, los ojos, las orejas. Nos
vendería un dentífrico para empolvarnos las pestañas; ¡y se lo compraríamos,
mareados por su hiperactividad!

[Img #25898]

Correveidile.
Chivato; alcahuete; murmurador; metementodo;
“lavativa”, como le llamaba un tío mío, pues hurga en lo más sucio para poder
ir con chismes a quien sea, pidiendo máximos secretos a porrillo y deseando
vivamente que todo se sepa cuanto antes, pero -eso sí- quedando como ángel
inocente que en nada intervino. Cuentista en el peor sentido de la palabra; miserable,
a la postre, que se contenta con un pase de mano por el lomo.

[Img #25897]

Come-e-dorme.
He aquí la indolencia, la holgazanería, la haraganería, llevada al extremo. Un “ráscase-la-barriga”;
un oso perezoso, capaz de estresarse si tiene que mover el trasero para
acercarse a la boca la cuchara. Desganado hasta para levantar la mirada hacia
el vecino que le inquiere. Únicamente podría despabilarse ante una recompensa
que sopese muy bien y vea ciertamente generosa. Luego otra vez a tumbarse panza
arriba para dormir la siesta, aguardando como una garrapata para dejarse caer
sobre la víctima que pase inadvertida.

Hagan
la prueba. Confeccionen una lista de personas conocidas y vayan aplicándole uno
de estos calificativos a los que estimen que se lo merecen. Seguro que quedarán
bastante sorprendidos al ver cuántas casillas quedarían rellenas.

http://moisescayetanorosado.blogspot.com/

 


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