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Multitudinaio y emotivo adiós a Sara Montiel

OCIO Y SALUD
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Sara Montiel ha cortado la mañana de este martes la Gran Vía madrileña para pasearla por última vez y recibir el homenaje de cientos de madrileños que han aplaudido el paso de su coche fúnebre mientras en la plaza de Callao se proyectaban La Violetera y una selección de sus mejores imágenes.

La comitiva fúnebre, que abandonó el tanatorio de San Isidro, donde ha estado instalada desde la tarde del lunes su capilla ardiente, a las 11:30 horas, ha subido por Plaza de España hasta las puertas del cine Callao, en cuya fachada una pantalla gigante proyectaba La Violetera. Enfrente, en la entrada del cine Proyecciones, se podía contemplar en una pantalla fotografías de la actriz y cantante,fallecida ayer a los 85 años en su domicilio de Madrid de forma inesperada cuando preparaba su maleta para viajar a Oviedo a una revisión oftalmológica.

Un coche de policía municipal escoltó la comitiva, compuesta por otros once vehículos. Al paso de su coche fúnebre, en el que se había varias coronas y una fotografía de ella elegida por su hija Thais, el público agolpado tras las vallas instaladas por la policía para cortar el tráfico, ha lanzado claveles al grito de «guapa y guapa».

Esta mañana, en el tanatorio, el sacerdote que también ofició en elfuneral de su madre y de su hermana, ha celebrado una misa en la capilla del tanatorio, en la que un violinista ha interpretado el Ave María de Gounod. Al acto religioso, presidido por una gran foto de la actriz y por una inmensa corona de claveles rojos, han acudido sus hijos, Zeus y Thais, muy afectados y de riguroso negro, y amigos como el actor Máximo Valverde.

El adiós en la Sacramental de San Justo

Un sacerdote negro, «como a ella le hubiera gustado», según la actriz Loles León, los versos de La sirena, de Ramón Alarcón, y el dolor de unos 200 admiradores han escoltado a Sara Montiel en su sobrio entierro en la Sacramental de San Justo, en la misma sepultura donde reposan su madre y su hermana.

«Llegó por el mar un día y se marchó por el mar/ se llevó como recuerdo un beso, no pidió más», ha leído la hija de Alarcón, que era amiga suya, mientras su exnovio, el italiano Giancarlo Viola se deshacía en lágrimas, casi al borde del colapso, cuando los operarios han abierto la tumba para introducir el féretro.

Al entierro han acudido el productor Enrique Cerezo, el periodista y escritor Boris Izaguirre y la actriz Loles León. «No molestó mucho, dos suspiros y hala. Era la más libre», ha añadido la actriz.

Una vez introducido en la tierra el féretro, ovalado y de color caoba, rematado con un crucifijo y claveles rojos, parte del público ha comenzado a cantar La Violetera y ha concluido la ceremonia con gritos de «¡Viva Sara Montiel!», «¡la más guapa del mundo!» y «¡ese Campo de Criptana!», localidad de nacimiento de esta «manchega universal».


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