> En una sociedad donde el respeto a la infancia es, afortunadamente un valor en alza, y por ello la educación se convierte en una preocupación que sobrepasa la mera formación, esto no es novedoso, de hecho en nuestra región se encuentra la escuela libre con más trayectoria del estado; Paideia, en Mérida, tiene 34 años de antigüedad.
Pero no es la única en el territorio nacional y no es la única en nuestra región. Con el inicio del curso 2012-2013 nació en Plasencia la iniciativa Alandar una agrupación de seis familias que con la ayuda de una Educadora Social y una psicóloga se han puesto manos a la obra en la difícil tarea de conciliar la vida laboral y una educación respetuosa con el desarrollo integral de sus hijos.
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> Tuve el placer de conocer a Marta, la Educadora Social que acompaña cada día a este grupo de niños y niñas entre los dos y los seis años, en la celebración del Día de la Tierra y conversamos un ratito entre saludo y saludo de gentes diversas. Tantas personas se alegraban de encontrarse con ella que me sorprendió saber que en realidad no tenia ningun vinculo previo con Extremadura.
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> Pero Marta ¿qué hace una madrileña por aquí, con la que esta cayendo?
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> Hace tiempo que tenía ganas de salir de Madrid y el verano pasado en unas jornadas sobre alternativas en la educación conocí a algunas familias del proyecto Alandar. La verdad es que nos gustamos y no me lo pensé mucho. Era una oportunidad de trabajar en la linea que me gusta y de vivir en un entorno más a mi medida.
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> ¿Cual es el proyecto?
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> Nosotros no seguimos una pedagogía en concreto. Vamos tomando un poco de acá y de allá, somos eclécticos en ese aspecto. Todos los modelos pedagógicos tienen aspectos que pueden resultar útiles en según que circunstancias o con un niño o niña determinado. Lo que tenemos claro es que debemos respetar los ritmos personales, que no podemos educar imponiendo, que la clave está en incentivar la curiosidad. Hacemos muchas actividades manipulativas y el juego es el eje de nuestro día a día. El juego como una experiencia científica de descubrimiento, de ensayo-error y de auto motivación.
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> Pero no tomamos ninguna pedagogía como modelo único pues pensamos que lo que sirve a un niño puede fallar con otro. La flexibilidad es importante para trabajar con personas.
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> Entonces ¿Alandar es una escuela alternativa?
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> Por ahora no. Nos definimos como una espacio educativo pero no tenemos ningún niño/a mayor de seis años. Estamos en proceso, ten en cuenta que este es nuestro primer año y cuando llegue el verano tendremos que hacer un trabajo serio de evaluación sobre lo que hemos vivido, aprendido, experimentado y sobre la proyección de futuro.
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> Siempre escuchamos que la educación es muy cara. Ustedes son una iniciativa privada lo que me hace pensar que quizás esto es solo para familias con un alto poder adquisitivo.
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> Bueno, realmente esto requiere un esfuerzo económico para las familias implicadas. Aunque no es tan excesivo como se podría pensar, cada familia pone una cuota mínima de 100€ al mes, lo que no es poco, pero es asumible cuando ambos padres trabajan. El resto del dinero lo obtenemos de ofrecer talleres y extraescolares abiertas a todo el mundo, también organizamos fiestas para recaudar fondos; y las familias que pueden aportar más no dudan en hacerlo.
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> Entonces ustedes practican la economía del bien común, ese modelo que se basa en la confianza, la honestidad, la responsabilidad, la cooperación, la solidaridad y la generosidad del emprendedor.
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> Pues sinceramente no lo había pensado así, pero lo que es indudable es que cada adulto involucrado en el proyecto pone lo mejor de sí mismo. Pensamos en el dinero pues es imprescindible para pagar alquiler, luz, agua o teléfono, tanto del local como de las personas que le dedicamos nuestro tiempo laboral, pero tenemos la suerte de saber que en la vida hay cosas más valiosas.
