Décimo día de festejos en la Feria de San Isidro, un día marcado en el calendario. En los foros taurinos no se hablaba de otra cosa. Digno escenario para tal cruzada, el evento, la encerrona de Talavante con seis toros de Victorino Martín. Mucho trabajo y poco relumbrón en una tarde desapacible con unas gradas llenas, ávidas de ver una buena faena, que no se vio aún cuando hubo seis oportunidades para ello. Al final, un Talavante abatido fue fiel muestra de como estuvo la tarde.
Empezó bien Talavante que con maestría intentó resolver la tarde.
No salieron buenos los toros y el torero aunque arrancó algún aplauso, acabó de rostro serio y con división de opiniones del respetable.
Los toros no respondieron y la siempre férrea voluntad del extremeño chocó contra los imponderables de manera obstusa. Obviamente, fue un día para olvidar, aunque el reto era impresionante. El fiasco estaba servido y el silencio y la división de opiniones entre los asistentes al histórico festejo, se hizo patente en Las Ventas.
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