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La Caja que perdimos

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Nuestras cajas, nacidas para «recibir, conservar y hacer productivas las economías de las clases laboriosas y menos acomodadas», como se establecía en sus estatutos y reglamentos fundacionales, como recuerda en su opúsculo de reciente publicación, «Las Cajas de Ahorro, In memoriam», Ginés Rubio Blasco, trabajador jubilado de Caja Extremadura, han pasado a mejor vida.

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La salida a bolsa de Liberbank, grupo
en el que se integra Caja Extremadura, que se estrenó con una revalorización de
sus acciones de un 30 por ciento, que rubricó el mejor
estreno
en el parqué
en trece años, no parece que haya durado mucho, al acercarse
en menos de una semana al
precio de
salida
de sus acciones: 0,45. No obstante la peripecia que pueda seguir en
la Bolsa -que deseamos fructífera para el grupo, por el bien de los ahorradores
cacereños, y de los asturianos, cántabros y castellanos-manchegos en él integrados-,
en vísperas de la definitiva desaparición de las cajas, con fecha de caducidad
a 30 de junio próximo, hemos de poner el acento en tres cuestiones importantes
que siguen preocupando a los trabajadores y sus clientes desde ahora hasta la
citada fecha: la definitiva desaparición de las cajas, el ERE que van a sufrir
sus trabajadores por parte de la entidad antes de la citada fecha, y su próxima
conversión en fundaciones.


 Caja Extremadura, la entidad
financiera más importante de la región, surgida en 1990 como producto de la
fusión entre Caja Cáceres, fundada en 1906, y Caja Plasencia, creada en 1911, se
integró, a finales de 2010, en un Banco Base, con estructura de un Sistema
Institucional de Protección (SIP), que se disolvió en marzo de 2011, al votar
en contra la asamblea general. El Banco Base lo integraban en principio Caja
Extremadura, Cajastur, Caja Mediterráneo y Caja Cantabria. Sin embargo, en
marzo de 2011, tras conocerse que la situación contable de la CAM era peor de
lo que se pensaba, y que las ayudas públicas que necesitaría el Banco Base
supondrían la nacionalización de la entidad, al disponer el Estado de la
mayoría de las acciones, las otras tres entidades se retiraron del proyecto,
que retoman poco después. liderado por Cajastur, llamado inicialmente Effibank,
que el 19 de julio de 2001 se convierte definitivamente en Liberbank, que
otorga a Cajastur el liderazgo, con un 66 por ciento; a Caja Extremadura, el 20
por ciento, y a Caja Cantabria, el 14 por ciento.


Antes de llegar a este punto habría
que recordar la fallida fusión, propiciada y aprobada por la Asamblea de
Extremadura, que durante un año (noviembre de 2007 hasta el mismo mes de 2008) trabajó
en una Comisión no permanente para el Estudio del Sistema Financiero extremeño,
en la que PSOE y PP, los únicos partidos representados entonces en la Cámara
regional, abogaron por la fusión
de Caja Extremadura y Caja Badajoz
, al concluir el dictamen que «será
netamente positiva para la región en su conjunto», por lo que instaba a
las cajas a iniciar el proceso de fusión, sin limitar la autonomía de las
entidades de cara a la consecución final de la citada integración. El
presidente de la Junta, Fernández
Vara
, insistió      en  que son las entidades las que tienen que tomar
una decisión sobre una posible fusión.  El
entonces consejero de Administración Pública y Hacienda, Ángel Franco,
precisaba en una entrevista que nunca se habló de «fusión», sino de
«concentrar» las cajas, y recordaba la opinión generalizada de
quienes comparecieron en la comisión (las cajas implicadas, catedráticos,
responsables de la CECA, UGT y CC OO, empresarios, trabajadores de las cajas y
representantes de las entidades fundadoras) de que nadie
se había opuesto a la fusión
. Por qué, entonces, no se produjo la fusión si
todos apostaron por ella. Tras la renovación de las cúpulas de las cajas, se
abandonó cualquier proyecto de integración
, al considerarse que «no
dan un volumen competitivo» y que la caja resultante supondría recortar
323 puestos de trabajo, el cierre de 83 oficinas y un costo de 144 millones. El
entonces líder del PP, José
Antonio Monago, se felicitaba
porque hubiese imperado el sentido común al
descartarse la fusión tras conocerse el resultado que revelaban los estudios
realizados. Es decir, un año de trabajo y comparecencias
perdidas para dejar en los órganos de gobierno una decisión de las cajas que estaba
en sus manos.  Posteriormente, el
30-5-2012, Ibercaja, Liberbank y Caja 3 aprueban su fusión para crear el
séptimo
grupo financiero de España
 que uniría a través de los grupos bancarios a
las cajas extremeñas, pero que no gusta al consejero de Economía y Hacienda,
Antonio Fernández. Sin embargo, el 9 de octubre de 2012
,
Ibercaja rompe su fusión con Liberbank y Caja 3.
No obstante, hoy mismo, Ibercaja
y Caja 3 acuerdan su fusión

tras el emplazamiento dado por el gobernador del Banco de España.


La
segunda cuestión pendiente es el ERE que afectará a los trabajadores de
Liberbank antes del 30 de junio, tras no alcanzarse un acuerdo en la ronda de
negociaciones previas entre sindicatos y el banco,
que
afectará a 1.332 trabajadores
.
Mientras, los empleados de Liberbank convocan
huelga para el lunes y martes próximos, días
27 y 28, por el abusivo ajuste laboral que pretende imponer la empresa.


Nuestras
cajas, nacidas para «recibir, conservar y hacer productivas las economías
de las clases laboriosas y menos acomodadas», como se establecía en sus
estatutos y reglamentos fundacionales, como recuerda en su opúsculo de reciente
publicación, «Las Cajas de Ahorro, In memoriam», Ginés Rubio Blasco,
trabajador jubilado de Caja Extremadura, han pasado a mejor vida.


Finalmente,
es preciso recordar aquí y ahora la sesión del consejo de administración de
Caja Extremadura, de 29-10-2012, que aprobó por 12 votos a favor y 6 en contra
el acta del máximo órgano de gobierno, celebrada el 16 anterior, en el que la
entidad extremeña daba autorización al consejo del banco para ejecutar las
medidas
de recapitalización

propuestas por Liberbank, y cuya votación es ilustrativa del grado de
politización de las cajas en un consejo formado por dieciocho miembros: sí a
los despidos: 12 votos a favor ( PSOE, 8; 1 entidad fundadora Obispado de
Plasencia; 1, director general, 1 del PP y 1 del representante de CC OO; no a
los despidos: 6 votos: PP, 4; 1 de CSICA y 1 del represente del Obispado de
Coria-Cáceres, entidad fundadora). Más ilustrativa aún es la composición del
consejo y su procedencia y profesionalidad, según revelaba la web de
UPyD de Extremadura, no desmentido hasta la fecha por la
dirección de la entidad. En la renovación de dieciocho miembros del Consejo de
Caja Extremadura, de finales de febrero del pasado año, figuran tres con
profesión desconocida: una del PP y dos del PSOE. (Ibíd..).


Finalmente,
queda por saber qué será de la Fundación de Caja Extremadura, ya jubilado su
presidente -el sempiterno presidente de Caja Plasencia, Caja Cáceres y Caja
Extremadura durante dieciocho años, Jesús Medina-, que para nada ha servido,
sino a él para jubilarse con la máxima pensión, tras recibir una millonaria indemnización
tras abandonar la presidencia, un salario con categoría de subdirector general
por presidirla y presentar un informe trimestral de coyuntura económica
regional, realizado por profesores de Económicas, y que le ha supuesto a la
Caja 600.000 euros anuales-. Según la
futura
ley de cajas
quien sea hoy
consejero (patrono con la nueva ley), no podrá serlo del grupo bancario,
incompatibilidad en la que incurriría el presidente de Caja Extremadura, Víctor
Bravo, quien en principio se negó a declarar su salario en la Asamblea, pero
que nos reveló la Comisión Nacional del Mercado de Valores (
CNMV) casi tanto como el
Rey, que cobró un sueldo
de
292.752€ brutos en 2011. Como para seguir soñando en aquellas cajas en que sus clientes
eran lo más importante y no el dinero que tuvieren depositado en ellas.
Cercanas, familiares, como de familia, con aquel espíritu del Monte de Piedad
tan necesario ayer como perdido hoy, no tanto por la coyuntura instada por los
poderes económicos como por la cobertura deseada por políticos que ignoraren
los fines para los que fueron creadas y abrazaren otros que ignoraren a los clientes
y empleados, pero nunca sus pingües salarios.¡ Adiós, Caja, adiós!

 


 

             

 

 

 


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