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Musu: Cada uno elige su forma de vivir y sus prioridades

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Decía Florence Nightingale que lo importante no es lo que nos hace el destino, sino lo que nosotros hacemos de él, y creo que Musu y su familia pueden ser tomados como un claro ejemplo de ello.

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Él era un joven estudiante de filosofía que
conoció a una extremeña cuando ambos vivían en Madrid, y al menos él, que yo
sepa, estudiaba en la Universidad Complutense. De todo lo que aprendió al
estudiar una ciencia tan humana como es la de hacerse preguntas y buscar la
justicia y la felicidad, me da la impresión de que lo que más ha puesto en
práctica es a mantenerse firme en el camino elegido.

 

Yo lo conocí contando un cuento con sus hijos en
el festival de narración oral Extremacuentos 2011, una iniciativa que durante
años se ha mantenido en Hoyos de Cáceres gracias al esfuerzo de personas
anónimas, y a la participación entusiasta de sus vecinos. En aquel momento me
llamó la atención su forma tranquila de estar, una presencia tan serena que uno
no podía evitar quedar intrigado. Afortunadamente hemos vuelto a coincidir con
tiempo para conversar y he sabido como ha logrado esa  serenidad.

 

Hace diez años su suegro
le hizo un magní
fico regalo a su
hija y a Musu. Les obsequió un terreno donde edificar, pero ellos no deseaban
embarcarse en una aventura económica que les impusiera un ritmo de trabajo tan
agobiante que les impidiera estar con sus hijos y disfrutar de su infancia. Fue
por eso que tomaron la decisión de construir una casa de madera con sus propias
manos.

 

¿Me equivoco?

 

Efectivamente fue así. Lo más emocionante del proceso ha sido el
aprendizaje por
que nosotros no
sabíamos nada de trabajar la madera hace diez años, y ahora estamos viviendo en
una casa confortable que ha salido de nuestras propias manos.

 

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Pero se necesita tiempo para
construir una casa, y se necesita dinero para vivir día a día.

Tienes toda la razón. En realidad la clave está
en conocer tus prioridades. Nosotros teníamos dos grandes ventajas de partida;
una era que no teníamos que pagar el terreno, y la otra que no teníamos prisa.
Por eso optamos por tener trabajos temporales que nos permitieran reunir el
dinero necesario para vivir todo el año, bien administrado. Y con eso
obteníamos también el tiempo necesario para venir a construir nuestra casa.

 

 

¿Y nos puedes dar pistas sobre
esos trabajos temporales?

Bueno, aunque me licencié en filosofía,  los trabajos que me
han dado dinero han sido los que he obtenido como monitor de ocio y tiempo
libre en los campamentos de verano, y lo que he ganado trabajando como
fontanero en Madrid en primavera y en otoño. El invierno era para nuestra casa.

 

¿Y cuánto han demorado en
construirla?

 

En tenerla lista para ser habitada, aunque a
falta de pequeños detalles, cuatro años. De hecho llevamos seis años viviendo
de forma permanente en ella, lo que nos ha permitido dar a nuestros hijos una
infancia en contacto con la naturaleza y conocer la satisfacción de realizar
tareas útiles para sí mismos y para los demás.

 

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Pero supongo que la casa es
apenas la parte visible de un proyecto más ambicioso.

 

Por supuesto, la casa es la base que nos da la
estabilidad necesaria para vivir como siempre soñamos vivir. En el campo, de la
forma más sostenible posible, con pocas necesidades monetarias y pudiendo
disfrutar de la vida momento a momento. Sin prisa pero sin pausa.

 

A mi de niña mi padre me decía
que lo que da estabilidad en la vida es un trabajo estable, de funcionario a
ser posible.

 

Yo
no discutiría
 con tu padre. Cada uno elige su forma de vivir
y sus prioridades. Lo que no me gustaría es que él juzgue las mías. Yo elijo
vivir de una forma sencilla, es mi camino, simplemente.

 

¿Y puedes explicarnos como lo
hacen?

 

Aparte de lo que producimos para el autoconsumo,
también tenemos algunos remanentes que ponemos a la venta a través de
cooperativas. Nosotros elaboramos jabones artesanos y unas barritas energéticas
de lo más sanas.

 

¿Supongo que la receta será un
secreto?

 

No,
no… todo está
a la vista. Las
barritas las elaboramos con avena, sésamo, trigo sarraceno, lino y pipas de
girasol, para unir los ingredientes usamos miel o azúcar de caña, dependiendo
de la disponibilidad de las abejas.

 

¿Y crees que así vas a hacer
negocio?

 

No es el negocio lo que me preocupa. La vida
siempre ofrece opciones, vivir con miedo es lo que nos cierra puertas. Yo estoy
más por compartir y por poner en práctica las teorías sobre como ser feliz. 


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