Se inauguraba el 18 por la tarde, con una gran afluencia de público, la exposición, que permanecerá hasta el 30 de Septiembre en la segunda planta del Museo, “El Mosaico, historia y técnica”, en la que se mostraban diversas obras, en Mosaico, realizadas por la Escuela de Arte de Mérida.
Escuela, que se volcó en pleno, profesores,
alumnos y sus familias, se fotografiaban junto a los diversos trabajos, que
quizás nunca más volverán a encontrarse, no sólo mirados por sus ancestros de
siglos, con agrado, sino en un marco, que repitiendo uno de los tópicos, más
utilizados en esta ciudad cuando se
trata de escenarios romanos “ más incomparable”.
Las
visitas debieron hacerse en grupos, para no colapsar la parte expositiva, en la
que se iban dando explicaciones por diversos guías, mientras en los paneles, se
le daba una visión, al profano, tanto de la evolución histórica, del mismos; en
Grecia, Roma, en la época paleocristiana, en el arte bizantino, islámico, medieval, o moderno. A la vez que podían
leerse, algunos avatares y técnicas, como la de la confección de cartones, con
los dibujos, que servían de modelo a los artesanos que lo realizarían. O la
antigüedad de su iconografía, cuyos orígenes, en algunos mosaicos Pompeyanos,
puede rastrearse como procedentes de copias
de pinturas Griegas, tal como la “Batalla
de Issos”, obra de Apeles o de otras muchas más, como la que cita Plinio del Viejo,
al referirse al dibujo uno de estos mosaicos, procedente de un fresco del pintor griego del
S.IV a.C, Folixeno de Eretria.
Así
nos vamos enterando de que, la unidad básica de estos artísticos puzzles, es la Tesela,
palabra proveniente del latín “tessera”, que a su vez tiene su origen en las “tesseres”
griegas, que significa, “cuatro”, refiriéndose a los cuatro costados de estas
piedrecitas cúbicas, de mármol, vidrio piedra o cerámica, cuya colocación
construirá una composición decorativa o un
dibujo perdurable. O las partes que lo componen, el “emblema”, que constituye
la parte decorativa, la “alfombra”, que es una decoración geométrica que lo
rodea, la “cartela”, que enmarca una zona en la que se suelen hacer
inscripciones y en donde habitualmente el autor pone su nombre “Ex officina…” y
la “exedra”, un pequeño compartimento absidal.
Subidos
en caballetes, se iban exponiendo los mosaicos, realizados por los alumnos de
la escuela, de una finura extraordinaria,
en la que al dibujo, habitualmente copiado de
obras clásicas, o conocidas, le han aportado un aire de modernidad, unificando las viejas técnicas con una
estética que los aleja de lo puramente artesano, para convertirlos en
auténticas obras de creación.